280 - Enero 2008

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SRI LANKA

Un país en busca de su identidad

Oswald Firth, OMI, Asistente General


Los Misioneros Oblatos en Sri Lanka
A. Jeevendra Paul, o.m.i.


SRI LANKA
Un país en busca de su identidad

Oswald Firth, OMI, Asistente General

Una leyenda cuenta que esta isla de 65.610 km2 se asemeja muchísimo al paraíso del que habla la Biblia. El clima, los saltos de agua, las colinas con las plantaciones exuberantes de té, la fauna y la flora exóticas, extensiones inmensas de campos de arroz, jardines abundantes de plantas medicinales, playas bordeadas de palmeras y la vida tranquila de los pueblos son una prueba suficiente del fundamento de esta leyenda, en la realidad. En la actualidad, sin embargo, este “paraíso” se ha transformado en uno de los territorios más sangrientos de Asia.

En el día de hoy, una población de alrededor veintiún millones de habitantes, de esta isla graciosa, está en busca de su identidad. La mayoría cingalesa (74 %) sostienen que es su única patria, basándose en una crónica épica, El Mahawamsa, que es más mítica que histórica. El 12% son tamules que reivindican para si el Norte y el Este del país, como su patria tradicional, en la que viven desde tiempos inmemoriales y donde piensan poder vivir en paz y en seguridad. Los musulmanes, que forman un 8% de la población, reclaman también su derecho a un lugar en la sociedad de Sri Lanka y exigen ser tratados como ciudadanos en todas las esferas de la vida.

Una identidad común, desde que el país obtuvo su independencia de Gran Bretaña en 1948, por hoy parece un sueño muy lejano. Se firmaron numerosos tratados por los que se garantiza un trato igual de las minorías despedazadas. Cerca de sesenta y cinco mil personas de todas las comunidades perdieron la vida durante una guerra fratricida, y más de un millón de personas han sido eliminadas o han sido expulsadas del país, por razones de seguridad. Por lo que, una identidad común es una aspiración quizá amorfa que no se realizará nunca. Lo que se vive hoy en Sri Lanka es un “paraíso perdido”. Las heridas causadas por años de odio y desconfianza entre las comunidades son tan profundas que tememos que nunca se pueda sanar de ellas.

Una independencia defectuosa


Mientras que los jefes de las tres comunidades reemplazaron a los dirigentes británicos de la Isla, en 1948, con el tiempo, los tamules, que vivían en su mayoría en el Norte y el Este de Sri Lanka, comenzaban a exigir mayor autonomía en distintos ámbitos de gobierno, porque sentían que a ellos no se los concedían los privilegios de los que gozaban los cingaleses. Las condiciones que garantizaban el uso igual de la lengua tamul, igualdad de oportunidades para acceder a una educación universitaria y de los proyectos de desarrollo económico para el Norte y el Este no se llegaron a aplicar jamás por parte del gobierno, que estaba dirigido sobre todo por cingaleses. Por conveniencia política, los dirigentes cingaleses ignoraron e incluso negaron el hecho de que la sociedad de Sri Lanka fuera multiétnica, multilingüe y multicultural.

Las repetidas solicitudes de los dirigentes tamules de ser tratados como ciudadanos iguales de Sri Lanka cayeron en saco roto. Las protestas no violentas de los tamules para lograr que se aceptaran sus justas pretensiones y que se les reconocieran sus derechos políticos, a menudo fueron sofocadas por la violencia. Las frustraciones alcanzaron su punto culminante en 1983, cuando los jóvenes tamules recurrieron a las armas contra el Estado. Todas las tentativas para solucionar la crisis por la negociación fueron un fracaso. Incluso los acuerdos de alto el fuego, negociados por Noruega en febrero de 2002, que redujeron radicalmente el número de las muertes y dieron el tono a un acuerdo negociado entre los Tigres de la liberación y el Gobierno, que finalmente fallaron debido a la negativa de este último, a respetar las cláusulas del acuerdo que pedían la retirada de los militares de las casas privadas y edificios públicos, como de las escuelas, y que impedían a varias familias del Norte y el Este ser contratados para su legítimo sustento. Desde entonces, los dos bandos no han tenido la voluntad política de hacer funcionar los acuerdos de alto el fuego, con resultado de violaciones de sus cláusulas por ambas partes.

Respondiendo a una pregunta que se le planteaba con respecto a Sri Lanka, el profesor Amartya Sen, Premio Nóbel, observaba, el 23 de mayo de 2007, que Sri Lanka, desde sus primeros pasos en la independencia, conseguía crear para su población un buen número de programas sociales como educación, asistencia sanitaria gratuita, lo que habría debido contribuir a la paz en el país. Pero, al tomar la decisión de mantener el estatuto exclusivo del budismo y de los cingaleses, aislaba a las otras partes de la sociedad, impidiéndoles tener un sentido de identidad nacional. No es muy probable que el Estado eche marcha atrás en su posición. Sri Lanka no tomó conciencia de la riqueza de su pluralidad, dijo el profesor Sen, ante una audiencia compacta en Oslo

Una sociedad pluralista rota


Sri Lanka, que posee uno de las tasas de alfabetización más elevadas de Asia y donde las cuatro principales religiones, budismo, hinduismo, islam y cristiandad, tienen sus miembros en una población de veinte millones, podría servir de modelo de coexistencia entre etnias y armonía entre religiones. La esperanza de ver nacer, en todo Asia, tal ideal de sociedad pluralista es muy delicada e incluso hoy inexistente. En algunos casos, la religión se ha convertido en un arma política, para declarar un estado unitario y uniforme, donde las minorías étnicas y religiosas se sospecha que son favorables a los Tigres de la liberación o a los terroristas. Se ve en toda organización cívica que se manifiesta en favor de la paz y de un acuerdo negociado de la crisis que persiste, como opuesta al Gobierno y por tanto sujeta al acoso de la policía.

Durante un encuentro que tuvo por título El evasivo proceso de paz de Sri Lanka - un papel para el Gobierno de los Estados Unidos que daba en el Centro de estudios estratégicos e internacionales (CSIS) de Washington, el Sr. Paikiasothy Saravanamuttu, Ph.D., director del grupo de reflexión de Colombo del Centro sobre las opciones políticas, caracterizaba a Sri Lanka como “el peor lugar en el mundo para la población civil, durante los quince últimos meses” y habló de la necesidad de una toma de conciencia mayor, para que la dimensión humanitaria vuelva a dar vida al proceso de paz.

Se dice que, cuando los elefantes pelean entre ellos, son las pobres hormigas las que son aplastadas. Esta metáfora se aplica muy bien a la crisis actual de Sri Lanka. Mientras que el Gobierno de Sri Lanka enfrenta en la guerra a los Tigres de la liberación, son los pobres civiles que reciben el fuego cruzado o se les expulsa de sus hogares. El espacio que ocupan las violaciones de los derechos de la persona seguirá aumentando, sostenía seriamente el Sr. Saravanamuttu, mientras que las partes mantienen el recurso a las armas dónde, ahora, el Gobierno de Sri Lanka y los Tigres de la liberación se han convertido en copias idénticas el uno del otro.

Las violaciones de los derechos de la persona


Uno de los factores que más deshumanizan la fase actual de la guerra es la violación obvia y a gran escala de los derechos de la persona. Expulsaron a cientos de millares de civiles inocentes de sus hogares en las zonas de guerra. Casi todos perdieron sus bienes y están en la imposibilidad de proporcionarse su auto subsistencia. Eso es especialmente verdadero con los agricultores y con pescadores, cuyas horas de trabajo han sido limitadas por los incesantes toques de queda. La mayoría de los niños se ven privados de educación y se comprometieron algunos de ellos en la guerra como “niños soldados”, tanto en los Tigres de la liberación, como por las facciones que adhieren a las fuerzas de seguridad gubernamentales. Los secuestros y extorsiones se convirtieron en cosas comunes; los Diarios informan cada quince minutos se produce un secuestro. Los que cometen estos crímenes deben aún ser identificados y ser llevados a juicio. Los secuestros son principalmente hechos a hombres de negocios tamules y musulmanes, y hay fuertes sospechas que son las fuerzas de seguridad del Gobierno las que estén implicadas en al menos algunos de estos crímenes. Cada vez que los combates se intensifican, los civiles sirven de escudos humanos y son forzados a desplazamientos, sin protección suficiente, lo que ahora se ha transformado en un hecho corriente.

Otro objetivo de las violaciones de los derechos de la persona fueron las universidades del Este y del Norte. Hace varios meses, se secuestró al vicecanciller de la Universidad del Este y se ignora aún dónde está. El 7 de mayo de 2007, durante un encuentro al cual asistían el Obispo de Jaffna, Mons. Thomas Savundtanayagam, el comandante del Ejército de Jaffna en el Norte, el comandante general G.A. Chandrasiri, el vicecanciller de la Universidad de Jaffna, el profesor Balasundarampillai, y los responsables de los organismos no gubernamentales, el Obispo pedía que se liberara inmediatamente a cuatro estudiantes universitarios que habían sido detenidos y que condenaban los avisos de muerte dirigidos al personal universitario.

Hay varios casos de empleados de las agencias humanitarias que fueron secuestrados y asesinados. Las investigaciones sobre tales casos a menudo fueron impedidas por la burocracia del estado. El asesinato de diecisiete empleados de la organización internacional no gubernamental Acción Contra el Hambre, y el secuestro y asesinato de dos responsables de la Cruz Roja internacional, en pleno día, son ejemplos típicos. Es necesario decir que, tanto el Gobierno, como los Tigres de la liberación, y también las facciones armadas que merodean a través del país, son responsables de estas numerosas violaciones.

El incidente más reciente, ocurrido el 7 de junio de 2007, fue la evicción forzada (pérdida de un derecho por sentencia firme y en virtud de derecho anterior ajeno) de sus hogares, en la calma de la noche, de alrededor cuatrocientos tamules habitantes de Colombo fueron desplazados en autobuses hacia la zona de guerra. Afortunadamente, el Tribunal supremo declaró este gesto contrario a la Constitución y que violaba derechos fundamentales de la persona. La tormenta de protestas públicas, la oposición del Parlamento y la prensa desempeñaron un papel vital en la condena de este gesto vergonzoso, que ayudaba a una justificación más, para las pretensiones de los Tigres de la liberación para tener un estado separado. Dirigiéndose a la BBC, el 13 de junio de 2007, el Ministro británico de Asuntos Exteriores, Kim Howells, declaraba: “Los secuestros deben finalizar, las violaciones de los derechos de la persona deben terminar... La clase de táctica utilizadas para eliminar a los tamules de los suburbios de Colombo no debe volver a reproducirse”.

Las violaciones de los derechos de la persona alcanzaron tal grado de consternación y pavor que se intentó, por todos los medios, impedir a las agencias internacionales que investigaran sobre ellas. Recientemente, las fuerzas de seguridad no permitieron al Comisario de las Naciones Unidas, la Sra. Louise Arbour, entrevistarse para escuchar sus quejas de los ciudadanos de Jaffna, el 12 de octubre de 2007, con el pretexto que el Gobierno srilankés había adoptado las medidas necesarias para oponerse a tales violaciones. Cerca de dos mil personas se habían reunido, desde las 7Hrs., cerca de la oficina de la Alta Comisaría de las Naciones Unidas, en el camino de Templer, a Jaffna, con el fin de encontrarla. A su llegada los expulsaron del lugar (Lanka News, 16 octubre 2007).

Es un hecho de que “Sri Lanka es un testigo de una erosión constante de la independencia y la eficacia de varias de sus instituciones democráticas, incluidos la policía, el servicio público, el Parlamento, el ministerio de Justicia, los tribunales y, más recientemente, la comisión de los derechos de la persona y la comisión de la policía”. (Carta dirigida, por treinta y ocho organizaciones de los derechos de la persona de Sri Lanka el 10 de octubre de 2007, a la Sra. Arbour, alto Comisario de las Naciones Unidas para los derechos humanos)

Lo que sobrepasa la imaginación, es el hecho de que el Gobierno, en su presupuesto del año 2007-2008, haya asignado 1.4 mil millones de dólares US (166 mil millones de rupias srilankesas) a la defensa, lo que representa un 17,9% del presupuesto, mientras que asigna un magro 5,25% a la educación y una parcela de 6,1% a la salud y un resto del 3,7% a la agricultura (Sunday Leader, el 14 de octubre de 2007). Sri Lanka, el país donde el Budismo tomó raíz, hace más de 2.500 años, está perdiendo rápidamente su característica de un país “Que se compadece” y degenera poco a poco, para convertirse en un estado sin conciencia.

Una salida a la crisis


Una cuestión que se planteó muchas veces es saber si, después de cerca de veinticinco años de combate entre el ejército y los Tigres de liberación, con más de 65.000 muertes y cientos de millares de personas desplazadas, no habrá salida a esta crisis. Varias tentativas de solución por el diálogo fallaron, por falta de voluntad política por parte del Gobierno. Está también la intransigencia por parte de los militares, los partidos políticos extremistas como el Partido del patrimonio nacional (JHU), partido de los monjes budistas, el Frente de liberación del pueblo (JVP), partido nacionalista extremista, que quieren solucionar la crisis debilitando o eliminando completamente a los Tigres de liberación, cualquiera que sea el coste en vidas humanas y en daños materiales. Los Tigres de la liberación, por su parte, tienen municiones, fondos procedentes de la diáspora tamul en el extranjero, de los años de experiencia en el arte de la guerra; lo que los determina a combatir al Gobierno hasta que se encuentre una solución política satisfactoria. El partido nacionalista extremista cingalés exige un “Estado unitario cingalés” con el budismo como religión nacional. Los moderados optan por un “estado federal” basado en una constitución multiconfesional y multiétnica. Otros mantienen la idea de una intervención externa inmediata, por parte las Naciones Unidas, por ejemplo, es necesaria para poner fin al caos y traer a las partes en guerra a la mesa de las negociaciones. Cualesquiera que sean las soluciones propuestas, srilankeses, en conexión con nuestros jefes religiosos y nuestros grupos de reflexión políticos, tendremos que concebir el modelo de Gobierno que conviene mas a este país, con la firme intención de hacerlo funcionar.

Para el Presidente Mahinda Rajapakse, llegado al poder hace veintiún meses con una débil mayoría, el Gobierno está ganando la guerra y los Tigres de la liberación deben ser debilitados antes de traer sus jefes a la mesa de las negociaciones. Para el Gobierno, se trata de una guerra contra el terrorismo y la violación de los derechos de la persona y la supresión de la libertad de prensa, la disolución de las manifestaciones para la paz, las muertes, los desplazamientos de población y los desastres económicos son las consecuencias necesarias que la población debe sufrir hasta que Gobierno haya acabado su tarea. La pregunta persiste: ¿cuánto muertes y violaciones de los derechos de la persona son aún necesarias antes de que el Gobierno logre sus objetivos? ¿En último análisis, Sri Lanka será un país construido en la sangre y los sufrimientos de su propio pueblo? El Gobierno olvidó quizá que mata a su propia gente, sin tener en cuenta que son cingaleses, tamules o musulmanes.


Los Misioneros Oblatos en Sri Lanka

A. Jeevendra Paul, o.m.i.

Los misioneros que vinieron desde Europa


La presencia en la isla de Sri Lanka (que tenía entonces el nombre de Ceilán) se remonta a 1847, cuando Eugenio de Mazenod, entonces obispo de Marsella, envío a la isla a cuatro misioneros oblatos europeos. Sri Lanka es el primer amor del Fundador en el continente asiático. Existen hoy dos provincias en plenitud de derecho: la provincia de Colombo y la de Jaffna. La primera tiene la felicidad de contar con ciento cincuenta y nueve miembros, incluido treintaitres escolásticos. La de Jaffna cuenta ciento siete Oblatos, incluidos sus treinta escolásticos. En cuanto a su edad, la mayoría de los Oblatos son jóvenes. Que muchos otros jóvenes aspiren a ser Oblatos en Sri Lanka es una señal de esperanza para el conjunto de la Congregación y la Iglesia. Los Oblatos son una de las mayores congregaciones religiosas masculinas del país. Ejercen activamente una gran variedad de ministerios en casi todas once de diócesis de la isla.

La vida y el ministerio de estos fervorosos Oblatos del pasado, las ricas tradiciones y la herencia que los misioneros europeos dejaron, están aún vivas en la memoria de la gente. Su gran visión y su contribución a la misión pueden resumirse del siguiente modo:

Un pasado glorioso

  • El establecimiento de una Iglesia local y la formación de un clero autóctono.
  • La construcción de un gran número de templos y varias instituciones católicas.
  • Sus actividades misioneras pioneras y su testimonio profundo de vivir “muy cercanos a los pobres”.
  • Varios Oblatos notables dejaron una marca indeleble en la vida de la gente por su excelencia y su creatividad, sobre todo en sus equipos misioneros y en los ámbitos de la educación y el desarrollo.
  • Sri Lanka, a su vez, comenzó a enviar misioneros al extranjero para fundar nuevas misiones en la India, Pakistán y Bangladesh, mandando al mismo tiempo numerosos misioneros a Asia, Oceanía, África e incluso a Europa.

Los Oblatos del país


Hoy, quedan en Sri Lanka sólo cuatro Oblatos originarios de Europa que se ha acogido a retiro. Su visión y sus responsabilidades, sin embargo, son mantenidas exactamente por los Oblatos del país. La vocación oblata es siempre actual y convincente, incluso en este tiempo de cambios rápidos y en el que surgen nuevas necesidades. Los Oblatos prosiguen, de una manera notable, sus compromisos que renuevan con celo y creatividad.

Siempre listos para cambiar


Fieles a su vocación misionera, hacen constantemente la experiencia de transición de las estructuras tradicionales a nuevas formas de ministerio. Anteriormente, la mayoría de los Oblatos eran sacerdotes de parroquia o administradores diocesanos. Eran las necesidades de los tiempos. En la actualidad, están más abiertos a nuevas formas de servicios humanos, que se deben trasformar en compromisos con modos íntegros de evangelización, como la reinserción social, la ayuda psicológica y el acompañamiento espiritual, la asistencia a los desplazados, a los refugiados, a los huérfanos, a las viudas, a los niños pobres y a los que abandonan la escuela. Hoy son los nuevos pobres de la Iglesia de Sri Lanka.

La guerra civil y el maremoto


Durante los últimos veinticinco años, Sri Lanka debió hacer frente a un conflicto étnico constante. Se considera en más de setentaicinco mil el número de personas muertas; más seiscientos miles dejaron el país para buscar asilo en otros países; más de un millón de personas se han desplazado dentro del país. La guerra civil afecta a todos los sectores de la sociedad. Además de esta situación infeliz, el 26 de diciembre de 2004, un maremoto afectó las costas del Noreste y el Sur de Sri Lanka. Se cuentan unas treinta y siete mil personas muertas en las regiones costeras, varios millares han desaparecido y varios centenares quedaron sin techo. Cientos de niños se ahogaron y otros cientos perdieron a sus padres después que estos fueron arrastrados por las olas del maremoto.

Asistencia en los momentos de sufrimiento


Ante estas situaciones de infortunio, los Oblatos crearon varios planes de ayuda para aliviar a la gente: construcción de refugios temporales, suministro de comida y otros servicios urgentes. Cientos de colaboradores y benefactores de todos los rincones del mundo han contribuido generosamente, en forma financiera, a hacer eficaz la intervención de los Oblatos en este tiempo de gran necesidad.

Hogares para los niños


Los Oblatos dirigían dos grandes orfanatos, uno en el Sur: el hogar San Vicente y otro en el Norte: el hogar para niños Amala Aanai, en Mulankawil. Tras el maremoto, los Oblatos de la provincia de Jaffna pusieron en pie otros tres hogares para los niños víctimas de este desastre. Asumir el cuidado de estos niños desfavorecidos, pobres y huérfanos es una de las necesidades de nuestro tiempo. Responder a estas necesidades urgentes es típico de los Oblatos.

El movimiento de la infancia


El movimiento Niños audaces (“La-kri-vi”) fue fundado por los Oblatos que asumen la entera responsabilidad. Tiene en cuenta el desarrollo integral de los niños de Sri Lanka, sin distinción de raza, religión o sexo. Se orienta a todos los niños de cinco a quince años. Es dirigido por los propios niños con la asistencia de voluntarios que sirven de animadores.

El objetivo del movimiento es crear un nuevo mundo, gracias a los niños, con el deseo de verlos crecer espiritual, física y mentalmente, a través del movimiento; desarrollar su personalidad y sus cualidades de responsabilidad. El movimiento cuenta actualmente con más de nueve mil niños que forman aproximadamente cuatrocientos centros en los pueblos, en cuarenta distritos de la isla, bajo la dirección de alrededor de cuatrocientos cincuenta jóvenes voluntarios que sirven de animadores. Es un hecho reconocido que todas las actividades de estas centros ayudan a los niños a profundizar en su fe, mientras que la presencia y la contribución de niños de otras confesiones sirve para promover el conocimiento y el respeto de las otras convicciones y prácticas religiosas, lo que es de una gran necesidad en una sociedad de religiones múltiples como es la de Sri Lanka.

Un enfoque psicológico y espiritual


Los Oblatos ejercen también un ministerio muy especializado, es decir la asistencia psicológica. Los cinco centros muy conocidos de “counseling” y de renovación espiritual, tanto en Sur como en el Norte de la isla, prestan servicios únicos de curación y acompañamiento, ayudando a la gente a dar a su vida un sentido y una orientación. Los Oblatos que aprendieron, en el Canadá y los Estados Unidos, una especialidad en estos ámbitos, pudieron formar muchos laicos y siguen haciendo un favor a sus clientes en sus propias lenguas. Los programas ofrecidos han curado a varias personas de sus heridas profundas, su tristeza y su propia destrucción.

Las parroquias oblatas


Los Oblatos asumieron con mucho gusto las parroquias situadas en los sectores de misión más difíciles de las diócesis de Colombo, Jaffna, Mannar, Trincolamee y Badulla. Los obispos invitaron a los Oblatos a encargarse de algunas regiones por largos períodos; trabajaron duro, dedicando dinero y energía a la mejora de la vida de la gente. Hay cerca de diez parroquias de este tipo en el país. Casi todas las parroquias oblatas se sitúan en territorio misionero, es decir allí donde la población no es católica, sino que es budista o hindú y económicamente pobre. Por profesión, son trabajadores, obreros de plantaciones o campesinos pobres, víctimas de discriminación social. En sentido literal de la palabra, son los olvidados. Trabajar en estas parroquias no es una tarea fácil. Los misioneros deben recorrer largas distancias y sus casas no tienen, a menudo, las comodidades esenciales como electricidad o agua potable, etc. En estas parroquias, los Oblatos se ocupan de varios programas como: parvulario, habilitación de las mujeres, de actividades no oficiales de educación, de gastos de escolaridad y otras fuentes de ingresos y así sucesivamente, con el fin de elevar el nivel de vida de los pobres.

Un equipo de predicadores


Es significativo que los Oblatos sean conocidos por su apostolado tradicional bajo el nombre de Predicadores de grandes misiones. Se creó el equipo de predicadores en 1948, a la casa Nazaret de Wennappuwa, en la diócesis de Chilaw. Otra comunidad del mismo tipo se formaba a Jaffna en 1960; hoy, otra se ha establecido en “Amaithi-Aham” en Vavuniya, en la diócesis de Mannar. Prosigue esta misión característica de los Oblatos ya que fue el primer enfoque que el Fundador adoptó para la Iglesia dañada por la Revolución francesa. Estas comunidades emprendieron este ministerio de la predicación como un ministerio especialmente dedicado, que debe alcanzar a la gente de todo el país. Sin embargo, con los rápidos y profundos cambios sociales y económicos que tuvieron lugar en el país, las provincias oblatas cuestionan este enfoque y adoptan nuevos métodos pastorales con el fin de obtener mejores resultados en el anuncio de la Palabra de Dios. Recurren, entre otras cosas, a los medios modernos de comunicaciones.

El objetivo de la predicación misionera es suscitar la renovación y reconciliación, tanto en las personas como en la comunidad; entrenar al laicado a mostrar su liderazgo y tomar la parte correspondiente de responsabilidades en la Iglesia. Es una oportunidad y un momento de gracia para los católicos como para los no católicos. La mayoría de los encuentros tienen lugar al aire libre y en las calles. Son pues accesibles a toda persona a quien importe su fe. Se detienen en los siguientes temas: “Volver de nuevo a la casa”; “La vuelta hacia el Padre” y “Jesús el buen Pastor”. Durante las misiones, los predicadores visitan a las familias, desarrollan y mantienen talleres, dan cursos a los niños, a los jóvenes y a los adultos, celebran la Eucaristía con cada uno de los grupos. Conceden prioridad a los pueblos distantes y a las parroquias y misiones rurales. Utilizando los medios de comunicación, se incorpora a los católicos y a los no católicos por el teatro de calle, vía crucis, la recitación del Rosario y las procesiones con el Santísimo Sacramento en las calles y sobre los lugares públicos. Los predicadores oblatos con sus sotanas blancas y su cruz son señales atractivas e imágenes de Dios que se dirigen a la gente.

La devoción mariana


Los Oblatos del mundo entero son los promotores de la devoción mariana. Los centenares de iglesias dedicadas a Nuestra Señora que Sri Lanka tiene la felicidad de poseer, son los resultados del trabajo misionero de los Oblatos. Hay santuarios y centros de renovación espiritual al servicio de las personas que se les confía.

La enseñanza


Cuando hacemos la cuenta de los Oblatos graduados, descubrimos que un enorme número de ellos enseñan en las escuelas, universidades y seminarios mayores, en instituciones de enseñanza tanto subvencionadas por el Gobierno como privadas. Encuentran allí excelentes ocasiones para unirse a los jóvenes en búsqueda de espiritualidad y acompañamiento.

Más allá de las fronteras, hacia la internacionalidad


En los jóvenes Oblatos, se descubre un gran deseo de servir más allá de las fronteras geográficas del país, ir hacia los pobres y a las necesidades más urgentes de la Iglesia. Religiosos para quienes la internacionalidad es un valor, los Oblatos conceden mucha importancia a la vida comunitaria. En un país que conoce la violencia, las divisiones y los problemas de desconfianza, los Oblatos, por programas seguidos de renovación y animación, se esfuerzan por reavivar y reforzar una vida de comunidad que se ha caracterizado por las circunstancias y las barreras que limitaban los viajes y las comunicaciones. Intentan favorecer la comprensión y la colaboración con los Oblatos de las provincias vecinas y con las otras congregaciones religiosas, en señal de unidad y paz. Estas experiencias internacionales, intercomunitarias e interconfesionales suscitan en ellos un gran sentimiento de felicidad al mismo tiempo que dan prueba de un cristianismo auténtico.

El regalo de las vocaciones


Gracias a Dios, el número de las vocaciones en Sri Lanka ha seguido siendo bastante constante. Hay dos juniorados, uno en Colombo y el otro en Jaffna, que acogen a más de un centenar de juniores en conjunto. Cada año, el prenoviciado cuenta entre diez a quince candidatos. Situado en el clima fresco de Bandarawela, el noviciado del Sagrado Corazón recibe a los novicios no sólo de Sri Lanka, sino también las otras delegaciones o misiones de Pakistán, Bangladesh, Corea e Indonesia. Hay otras dos casas que prosiguen la formación: el escolasticado oblato de Kandy, afiliado al seminario nacional Nuestra Señora de Lanka, y el escolasticado de Mazenod, afiliado al gran seminario de Jaffna. Los Oblatos hacen lo posible para apoyar las vocaciones y garantizar a los candidatos una formación de calidad, que les permitirá convertirse en sacrificados de misioneros. Es importante en gran parte mantener una colaboración multicultural e interprovincial en este ámbito. Además, el desafío de formar profesores y garantizar la presencia de más de uno de ellos en cada casa de formación sigue siendo constante. Para permitir a todos sus miembros adquirir nuevas ideas y mantenerse al día, las provincias conceden prioridad a programas regulares de formación continua.

Vale la pena mencionar algunos de los valores oblatos que dan la fuerza a los Oblatos de Sri Lanka.

 

  • El sentido de la internacionalidad; el apoyo dado por los Oblatos de otras partes del mundo es muy importante. Los Oblatos de los países desarrollados siguen participando financieramente en la vida y en la misión de los Oblatos.
  • A pesar de los numerosos trastornos causados por la violencia y los conflictos étnicos, los Oblatos siguieron siendo fieles a su vocación, gracias a su fe, a su apoyo mutuo, a su determinación y a su buena voluntad.
  • Recientemente, los Oblatos, por su trabajo, pudieron registrar un notable incremento, estableciendo a nuevas comunidades oblatas, comprometiéndose en nuevas vías, en ministerios especializados convenientes además de reforzar algunas de sus infraestructuras.
  • En el ámbito de la formación continua, los miembros de las dos provincias tuvieron la ocasión de proseguir su formación y de renovarse con el fin de estar en condiciones de ejercer su misión en un mundo que evoluciona rápidamente, para afrontar los nuevos desafío que se presentan en gran número.
  • Entre los litigios y las quejas que resultaban del conflicto étnico que afecta al país, las dos provincias de Colombo y Jaffna supieron colaborar en los ámbitos de la administración, la formación y el apostolado siguiendo al mismo tiempo promoviendo la justicia y la paz.

DOCUMENTACIÓN OMI es una publicación no oficial
de la Administración general de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada
C.P. 9061, 00100 ROMA-AURELIO, Italia
Fax (39) 06 39 37 53 22 E-mail: information@omigen.org


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