TRIDUO SANTO DE LOS MÁRTIRES
Triduo Santo de los Mártires: 1º díaLa Provincia
Oblata de España ha vivido con mucha intensidad tres días de celebración por la
beatificación de los Mártires Oblatos. Oblatos, Oblatas, Laicos Asociados,
amigos de los Oblatos y, en especial, los familiares de los 23 mártires (22 Oblatos
y un laico comprometido con la fe) han estado llegando desde distintas partes
de España y del mundo. Entre ellos cabe destacar al P. General, Louis LOUGEN,
que ha aprovechado la ocasión para hacer una visita a las casas que la
Provincia tiene en España, recorriendo así en pocos días muchos kilómetros de
la geografía española.
Se le han unido
varios miembros de la Administración General, los PP. Gilberto PIÑÓN, Warren
BROWN, Clement WAIDYASEKARA y Miguel FRITZ. Además se encontraban los españoles
Luis Ignacio ROIS ALONSO, Consejero General para Europa, que anteriormente fue
el Provincial de España bajo cuyo mandato terminaron los trabajos de la
postulación de los mártires en su fase diocesana en Madrid, y el P. Joaquín MARTÍNEZ VEGA, actual Postulador
General que tan bien ha sabido completar la causa en Roma. Asimismo, han
llegado provinciales venidos de distintos rincones del planeta (Italia, Canadá-Lacombe,
Estados Unidos, Polonia) y representantes de otras muchas Provincias,
Delegaciones y Misiones de la Congregación (Francia, Italia, Polonia, Alemania,
Sudáfrica, Camerún, Lesotho, Brasil, EE.UU., Canadá, Ucrania, Turkmenistán, la
Casa General de Roma y el Escolasticado Internacional Romano), así como la
Superiora General de las Oblatas, María del Mar GÓMEZ MAÑAS. Igualmente, han
acudido muchos Oblatos españoles en misión en otras partes del mundo oblato y que
se han congregado para esta cita con sus Hermanos Mayores, los mártires de
Pozuelo, pues todos habían hecho su formación en esta Casa Martirial de Pozuelo.
La Provincia de España, con su Provincial a la cabeza, P. Otilio LARGO MACHO,
ha sabido ser buenos anfitriones para todos, en ambiente de fraternidad.
Los días previos han sido de logística y de preparación: organización de la liturgia en la Catedral de Madrid, Nuestra Señora de la Almudena; recogida de peregrinos en el aeropuerto y estaciones de tren y autobús; alojarlos en la Casa Provincial de Pozuelo y en la comunidad (antigua Casa Provincial de los mártires) de Diego de León en Madrid; imprimir hojas, folletos, etc. y distribuir materiales y bolsas de peregrino, así como muchas otras labores. El P. Eutimio GONZÁLEZ, coordinador de la organización, ha sabido responder con generosidad y eficiencia a la tarea encomendada.
Los Oblatos de España no se han olvidado de la preparación espiritual: en las casas y parroquias se han tenido oraciones, vigilias, meditaciones, en torno a la figura de los mártires. Fundamentalmente se han utilizado los materiales que han ido apareciendo a diario en nuestra página web oficial.
El día 16 de diciembre se abrió una especie de Tríduo Santo para los que vamos a vivir “in situ” estos eventos, gracias a una vigilia de preparación. Tuvo lugar en el Salón de Actos del colegio de las Hermanas de Nuestra Señora de Cluny, situado frente al convento de los mártires en Pozuelo de Alarcón.
La vigilia
comenzó hacia las 22:00 y consiguió llenar un auditorio de 400 personas. Durante
hora y media dos Oblatos, el P. Javier MONTERO y el P. David MUÑOZ MEDINA,
junto con varios laicos de las distintas parroquias oblatas en España y
simpatizantes de los Oblatos nos fueron llevando de la mano haciendo un
recorrido por la historia de los mártires, gracias a una sabia combinación de
oración, escenificación, música, meditación y narración de cómo transcurrieron
los hechos.
Al terminar, los asistentes no pudieron contener la emoción y aclamaron al equipo que había organizado la vigilia. Se veían lágrimas en los ojos de muchas personas. Y en todos se notaba el entusiasmo despertado por el ejemplo de fidelidad de los mártires y las ganas de vivir a fondo esta experiencia del Espíritu Santo que la Congregación y la Iglesia que la beatificación del día 17 supone para todos nosotros. (Diego SÁEZ MARTÍN)
A las 12:00 de la mañana del día 17 de diciembre comenzó la ceremonia de beatificación de los Siervos de Dios P. Francisco ESTEBAN LACAL OMI y 21 compañeros Oblatos y del seglar Cándido Castán San José. El lugar fue la Catedral de Santa María la Real de la Almudena en Madrid. Había que estar al menos hora y media o dos horas antes del inicio para tener sitio. Pero ni aún así. A las 10:30 ya estaban ocupados la mayor parte de los bancos. No hay que decir que luego fueron llegando aún muchos más, por lo que los sitios de la Catedral sencillamente estaban todos ocupados. Cabe destacar entre los asistentes a los familiares de los nuevos beatos: hermanos, sobrinos, sobrinos-nietos y también un hijo y varios nietos del seglar Cándido Castán.
No menos sobrecogedor fue echar un vistazo al grupo de sacerdotes y
obispos: casi 200. Unos 20 de ellos eran obispos. El Cardenal Angelo Amato,
Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presidía la
celebración. Junto a él se encontraban el Cardenal-Arzobispo de Madrid, D.
Antonio María Rouco Varela y el Cardenal-Prefecto de la Congregación para el
Culto Divino, D. Antonio Cañizares. Había dos obispos oblatos: Mons. Michel D.
PFEIFFER de San Angelo, Texas, y Mons. Ramiro DIAZ, obispo emérito del
Vicariato Apostólico de Machiques (Venezuela). Además se encontraban los
obispos diocesanos de las diócesis de nacimiento de los nuevos mártires y
algunos obispos auxiliares.
Los sacerdotes superaban los 150, más de la mitad de ellos eran Oblatos. En la noche del día 16 habían ido llegando aún muchos más procentes de distintas partes del globo. El resto eran diocesanos en contacto con los Oblatos o con los familiares de los nuevos beatos.
Hubo muchos momentos emocionantes. Por supuesto, cuando el Cardenal
Amato leyó el decreto de Beatificación firmado por Benedicto XVI. En ese
momento se descubrió el icono de los ya Beatos y sus familiares trajeron en
procesión palmas, una por cada nuevo Beato, que colocaron en torno al icono. Hubo
muchos sentimientos y más de una lágrima brotó en los ojos de muchos de los
presentes.
La homilía, muy sentida y sencilla, nos presentó la fidelidad a Dios de los nuevos mártires. “Cuando prescindimos de Dios, perdemos nuestra humanidad” recalcó Mons. Amato refiriéndose al salvaje asesinato de los Oblatos y Cándido Castán, así como de otros muchos miles de cristianos en España, tierra de santos y mártires, como la calificó el Cardenal-Prefecto. Destacó también que todo cristiano está igualmente llamado a entregar la vida, aunque no se den circunstancias tan crueles como las que atravesaron los mártires y nos presentó a los mártires como ejemplo de fidelidad.
El P. General, Louis LOUGEN dirigió unas palabras de agradecimiento al
final de la celebración a los obispos, religiosos, sacerdotes y laicos -especialmente los familiares- que asistieron a la celebración y que de
distintos modos han ayudado a que este evento tenga lugar.
Tras ello tuvimos un hermoso encuentro festivo de familia: los Oblatos, Oblatas, familiares, laicos allegados tuvimos un almuerzo festivo, al que nos acompañaron también el Cardenal-Arzobispo de Madrid y miembros de la curia diocesana. El ambiente de compartir fraterno se prolongó durante varias horas. La alegría inundaba la sala y se oían risas, compartires, confidencias, bromas, todo ello en un ambiente distendido.
En cada uno de los presentes quedó un sentimiento de acción de gracias a Dios, que al día siguiente, 18 de diciembre, habría de ser un sentimiento compartido: habrá una Misa de Acción de Gracias por la Beatificación en la Parroquia de la Virgen Peregrina de Fátima, de la comunidad oblata de Diego de León (antigua Casa Provincial de los mártires). Esta será la próxima cita del Triduo Santo de la Beatificación. (Diego SÁEZ MARTÍN)
Extractos de la homilía del Cardenal Angelo Amato, SDB, durante la celebración de la Beatificación de Mártires Oblatos y un Fiel laico, el 17 de diciembre de 2011. Después de resumirla historiade los mártires, dijo el Cardenal:
El llanto de mil madres no puede acallar el dolor de la Iglesia por la pérdida de estos hijos suyos, muertos por el odio contra Dios. La historia enseña, desgraciadamente, que cuando el hombre arranca de su conciencia los mandamientos de Dios, rompe también de su corazón las fibras del bien, llevándolo a cumplir actos monstruosos. Perdiendo a Dios, el hombre pierde también su humanidad.
Podemos preguntarnos: ¿nuestros mártires estaban preparados para el sacrificio supremo? La respuesta, fundada en los testimonios y en sus mismas palabras, es positiva. Ellos eran conscientes y se preparaban, a vivir en la plegaria y en el sacrificio, su entrega a los verdugos. Ellos, ciertamente, conocían la actitud antirreligiosa de muchos de los habitantes del lugar, airados porque los Oblatos llevaban el crucifijo bien a la vista sobre el pecho y porque acogían en su instituto las reuniones de los ferroviarios católicos.
A sólo cuatro días del estallido de la guerra civil, el odio anticatólico, que había incendiado y destruido muchas iglesias de Madrid, llegó a Pozuelo de Alarcón, ensañándose en el colegio (escolasticado) de los Oblatos con una crueldad inaudita. Ocupado el instituto, todos los religiosos fueron detenidos, sin interrogatorio, sin proceso, sin pruebas, sin posibilidad de defenderse.
Un sacerdote, seis jóvenes estudiantes y el señor Cándido Castán San José, esposo y padre de dos hijos, fueron asesinados en seguida, al día siguiente de la detención. Los otros soportaron cuatro meses de sufrimientos, siguiendo las dolorosas estaciones de un trágico viacrucis: terror, refugio clandestino, riesgo constante de ser descubiertos, arresto, cárcel, burlas, humillaciones de toda clase, torturas, mutilaciones, muerte.
Es bueno no olvidar esta tragedia. Y es también bueno no olvidar la reacción de nuestros mártires. A los gestos malvados de sus asesinos, ellos respondieron con buenas palabras, rezando y perdonando a sus perseguidores y aceptando con fortaleza la muerte, por amor a Jesucristo. Su comportamiento llenó de luz las tinieblas del mal.
Conmueven las palabras del joven Oblato, de dieciocho años, Clemente Rodríguez Tejerina, que, meses antes del martirio, había dicho a su hermana Josefa: «Si hay que morir, estoy dispuesto, seguro de que Dios nos dará la fuerza que necesitamos para ser fieles».
Nos parece oír las palabras del apóstol Pablo que escribía así a los cristianos de Roma: « ¿Quién podrá separamos del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada? [...]. Pero en todo esto vencemos de sobra, gracias a aquel que nos ha amado » (Rm 8,35.37).
El mismo Señor Jesús fue odiado, perseguido, condenado y muerto. De ahí que advertía a los discípulos, diciendo: « Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mi antes que a vosotros » (Jn. 15,18). La persecución es una de las bienaventuranzas del cristiano: « Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo » (Mt 5,11-12).
Los mártires nos enseñan que nuestro testimonio del Evangelio pasa, no sólo por una vida virtuosa, sino también, a veces, por el martirio. El Santo Padre Benedicto XVI, en la Carta Apostólica de beatificación, afirma que los veintidós Mártires Oblatos y el laico, padre de familia, « fieles a su vocación, anunciaron constantemente el Evangelio y, derramando la propia sangre, dieron testimonio de su amor puro al Señor Jesús y a su Iglesia ».
Este es el mensaje que nos ofrecen los Beatos Mártires. La sociedad no tiene necesidad de odio, de violencia y de división, sino sólo de amor, de perdón y de fraternidad. A un mundo debilitado por heridas de toda clase, el cristiano está llamado, también hoy, a darle un testimonio fuerte de la presencia providencial de Dios y de la eficacia de su gracia que, de modo misterioso pero real, cambia los pensamientos malvados en pensamientos de bien.
Imitemos la fortaleza de los mártires, la solidez de su fe, la inmensidad de su amor, la grandeza de su esperanza: « Oh Dios - hemos rezado en la oración colecta- haz que, por los méritos y la intercesión de los Beatos Mártires, podamos dar testimonio de la fe y de la verdad ante el mundo ».
Que los nuevos Mártires sean, ante todo, maestros de vida para sus Hermanos Oblatos de María Inmaculada; que, en la escuela de estos mártires, puedan fortalecer el amor a Cristo y a la Iglesia, y ser generosos y entusiastas misioneros de la nueva evangelización en todo el mundo.
El pasado veintinueve de octubre la archidiócesis de Madrid celebró la beatificación de Sor María Catalina Irigoyen Etchegaray, mujer rica de fe y de amor, ejemplo sublime de vida consagrada fiel y gozosa. Hoy Madrid ha vivido, con nueva alegría, la glorificación de los Beatos Mártires Oblatos y del Beato Cándido Castán San José, ejemplar padre de familia y modelo de trabajador cristiano.
Gloriosa archidiócesis de Madrid y gloriosa España, tierra fecunda de santos y de mártires, que ofrecen al mundo el espectáculo de la vida buena del evangelio, practicando el amor que predicaban.
Mientras existan justos en vuestra tierra, la Providencia divina no os abandonará jamás y la bendición del Señor descenderá llena de gracia y de dones sobre la sociedad civil, sobre vuestras familias y sobre todos vosotros.
La Inmaculada Virgen María, madre y auxilio de los cristianos, os ayude a celebrar la Navidad con corazón puro y santo.
El 18 de diciembre había sobre Madrid había una aureola especial. La
mayoría de la gente no se daba cuenta de ello...Los que ayer estuvimos en la
ceremonia de la Beatificación de los Mártires Oblatos sí que sabíamos qué era y
por qué: tenemos 23 beatos más intercesores de nuestra Iglesia peregrina en la
tierra. Y queríamos dar gracias a Dios por ello.
En la Parroquia Virgen Peregrina de Fátima, donde está la comunidad
oblata de Diego de León, se congregaron varios centenares de personas para
agradecer este don de la Beatificación. Había unos 90 Oblatos. La noche
anterior, tras la Beatificación, ya habían partido algunos a sus lugares de
misión. En el altar mayor, junto al P. General, Louis LOUGEN, se encontraban
Mons. Ramiro DÍAZ, obispo emérito oblato de Machiques (Venezuela), el P.
Joaquín MARTÍNEZ VEGA, Postulador General, el P. Otilio LARGO MACHO, Provincial
de España y un nieto sacerdote del Beato Cándido Castán.
La homilía la predicó el P. Joaquín MARTÍNEZ VEGA. En ella leyó algunos mensajes recibidos de distintas partes del mundo para testimoniar la repercusión que esta beatificación ha tenido para la Iglesia y para todo el mundo oblato: se leyeron mensajes desde Vietnam al Vaticano pasando por Mallorca (España). Habló con el corazón y se emocionó en varios momentos, en los que manifestó su alegría por la beatificación de nuestros hermanos.
Al igual que en la Misa de Beatificación, hubo una procesión con palmas
en el momento del ofertorio. Tras la comunión hubo un momento de reconocimiento
de la Región de Asia-Oceanía que regaló una flor de loto al Provincial de
España: la flor de loto nace en aguas estancadas, atravesándolas con su tallo
para florecer limpia e inmaculada a la luz del sol. Así fueron los mártires: no
se contaminaron con la maldad de su tiempo que les tocó vivir y supieron
florecer para Dios.
Al acabar la Misa hubo un momento muy especial. El P. Olegario DOMÍNGUEZ,
español de origen, fue uno de los Oblatos que conoció personalmente a los
mártires. Con más de 90 años sigue de misionero en Paraguay. Pero, como él
mismo dijo a algunos de los presentes, durante todos estos años ha estado
esperando la beatificación de sus antiguos compañeros de Juniorado, con quienes
compartió confidencias, sueños e ilusiones, así que no podía dejar de venir. Y
con más de 90 años acudió, cómo no, a la cita. ¡Cómo no pedirle que compartiera
con nosotros algunos de sus recuerdos!. Así que al final de la Misa nos
manifestó, entre lágrimas, sus sentimientos de gran alegría. Recordó el
carácter firme y exigente a la vez que comprensivo del Provincial, Beato
Francisco ESTEBAN LACAL. “Con una mirada – dijo – nos llevaba por el camino por
el que nos quería encauzar”. Además contó varios hechos que revelan su firmeza
de carácter, movido por la fe. El P. Olegario encontró en Roma, estudiando en
el Escolasticado Internacional, algunas cartas del P. Esteban. Entre 1932 y
1935 varias veces escribió al Superior General diciéndole que no creía tener
las cualidades necesarias para ser Provincial, y le pedía que le apartara del
cargo. En 1935, viendo la persecución ya en ciernes, escribió al P. General: “Esta
vez no le pido que me quite de Provincial: en las circunstancias actuales sería
una cobardía”. Así afrontó su misión con fortaleza y aceptó la voluntad de Dios
hasta el sacrificio de sí. En otra carta contaba la muerte de los 7 primeros
beatos. En lenguaje cifrado (para evitar la censura) decía al Superior General
“Sr. Teodoro Labouré: Vicente [BLANCO, superior del Escolasticado de Pozuelo]
acaba de perder a siete de los suyos. Firmado: Esteban”. Varias veces lloró el
P. Olegario contándonos sus recuerdos y sus sentimientos y otras tantas veces
nos hizo llorar a los presentes. Todos dimos gracias a Dios por tener estos valiosos
intercesores.
Tras la Eucaristía los Oblatos tuvimos una comida fraterna para, como familia, festejar el don de tener a estos gigantes de la fe, nuestros Hermanos Mayores, los Beatos Mártires Oblatos de España, P. Francisco Esteban LACAL y compañeros. Tras la comida llegó el turno de las despedidas de aquéllos que regresaban a su misión. Todos hemos salido renovados al término de este Triduo Santo.
Y para terminar esta crónica, hay algunos videos en internet sobre la beatificación. En esta dirección encontrarán la ceremonia del 17 de diciembre en la Catedral: http://goo.gl/PRlx1
Te Deum laudamus! (Diego SÁEZ MARTÍN)
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