EL LLAMAMIENTO A UNA “NUEVA EVANGELIZACIÓN”
“Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará?” (Mt 5,13a, Biblia de Jerusalén). Este dicho de Jesús tomado del Sermón de la Montaña nos ofrece la imagen empleada para la Escuela Oblata de Verano tenida en el “Wistaston Hall”, Crewe, del 20 al 26 de julio de 2012 con el tema de la “Nueva Evangelización”. El P. Eugene KING, anterior Vicario General, fue quien condujo a los participantes y quien escribió este resúmen de su experiencia.
El tema refleja la creciente inquietud en el ministerio de los Papas recientes, Juan Pablo II y Benedicto XVI, de que se necesita el empuje de una nueva Evangelización en el interior de la Iglesia si es que quiere cumplir su misión de ser testigo de la fuerza del Evangelio en el mundo moderno.
La escuela de verano se dividía en dos partes: una para subrayar el llamamiento a la nueva evangelización, la segunda era la misión de evangelizar. Ambas sesiones se desarrollaron en torno a cuatro cuestiones:
Pero hay una dificultad. Es la misma palabra “evangelización”. No se halla presente en el lenguaje habitual de los católicos. ¡Quién quiere decir a su familia o amigos que durante el taller se ha hecho evangelizador! Lo peor aún es que llevan el ADN de un evangelizador sin saberlo. Además, la palabra “evangelización” abre la puerta a otras palabras que tampoco son más agradables (evangélico, evangelístico, evangelismo) que suenan a fundamentalismo, conversión instantánea y preocupación por salvarse.
Nos dimos cuenta de que no deberíamos abandonar del todo estos términos y de que tenemos que aprender algo de otras iglesias que hacen suyas estas palabras.
¿Quedó resuelta nuestra dificultad? ¿Nos resulta más cómodo hablar de Evangelio, Buena Nueva? Lo importante es conocer el gusto de la sal y el sabor que da a la vida.
¿Por qué molestarnos con la “nueva Evangelización”? La alternativa es la insulsa desesperación. “Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres” (Mt 5, 13, Biblia de Jerusalén) (Oblate Connections, octubre de 2012)
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