REAFIRMANDO EL CAMINO HACIA LA REVITALIZACIÓN
P. Louis Lougen, OMI, Superior general
La Reunión Intercapitular de abril es un hito
a mitad de camino entre dos Capítulos. Comenzamos a mirar al Capítulo de 2016,
que coincidirá con el 200º aniversario de la fundación de la Congregación. Tal
aniversario de la Congregación es ya tema de conversación dentro de los oblatos
y asociados. No puede ser una ensoñación nostálgica del pasado, celebrada con
ceremonias, fiestas y a seguir haciendo “más de lo mismo”. Creo que los años
que nos llevan al aniversario constituyen el don de una oportunidad para
ahondar en el llamamiento del Capítulo de 2010 a “una profunda conversión a Jesucristo
personal y comunitaria”.
En 1981, el P. Ruben Elizondo OMI y el P. Jaime Sullivan OMI publicaron el “Manual para la animación oblata”. Libro de consulta extremadamente útil para los oblatos de todo el mundo, presentaba una teoría sobre el ciclo vital de las congregaciones religiosas. Planteaba un ciclo de unos 150-200 años de duración: comienzo, crecimiento, consolidación y declive, así como tres finales posibles: extinción, pervivencia en niveles mínimos y revitalización. En un momento en que, en ciertas partes del mundo, muchos religiosos abandonaban la vida consagrada, las vocaciones disminuían rapidamente y había gran confusión sobre quiénes éramos, los autores del “Manual” nos proporcionaron este gran recurso para ayudarnos a colaborar con el Espíritu Santo en la obra de la revitalización.
Invito a todos nosotros a hacer del bicentenario de la Congregación un punto de convergencia de la gracia para reafirmar el camino a la revitalización. Ruben y Jaime enunciaban tres características de una congregación revitalizada: 1) Responde de modo transformador a los signos de los tiempos; 2) los miembros hacen suyo el carisma fundacional; 3) pasan por una conversión personal y comunitaria a Cristo consistente en una profunda renovación de la vida de fe y de oración. Podemos ver que el Llamamiento a la conversión del Capítulo de 2010 abarca todas estas características. Estamos en camino hacia la revitalización y propongo que intensifiquemos este trabajo como mejor medio para preparar el jubileo de nuestra fundación en 1816.
En muchas partes del mundo los oblatos buscan responder a los signos de los tiempos de un modo transformador en nuestra vida y misión. Algunas de las formas en que respondemos a la misión son: los modos creativos en nuestro ministerio juvenil, el llegar a las víctimas de la guerra y de la violencia, apoyar y dar orientación a los migrantes, acompañar a los pueblos indígenas en sus esfuerzos, así como las muchas formas de diálogo con otras religiones. Dado que somos hombres con votos, nuestra respuesta a los signos de los tiempos debe configurar nuestro modo de vida. A este respecto, hemos de seguir esforzándonos por formar comunidades significativas con relaciones de calidad, que busquen la presencia de Dios en la oración y que vivan los votos de un modo profético. El discernimiento de los signos de los tiempos en comunidad y la gracia de la conversión nos son necesarias como ayuda para responder de un modo más plenamente transformador.
La segunda característica de las congregaciones revitalizadas es un hacer suyo el carisma fundacional. Desde el Vaticano II hemos sido testigos de un tremendo crecimiento en descubrir nuestro carisma. Hay muchos oblatos a quien hemos de agradecer esta toma de conciencia. Un congreso (en 1976) sobre el carisma del Fundador, los muchos talleres posteriores sobre el carisma a lo largo de todo el mundo, la organización de la Experiencia De Mazenod, retiros, seminarios, libros, artículos, tesis, escritos libres, etc., llevados a cabo por muchos oblatos, han desplegado ante nosotros el carisma. Esta riqueza sigue siendo estudiada, se sigue reflexionando sobre ella y es compartida. Recientemente hablé con un prenovicio que me contó su historia vocacional y la relacionaba con la vida del Fundador. ¡Quedé impresionado al saber de su conocimiento del carisma y su amor por el! El desafío al que hacemos frente para revitalizarnos es vivir lo que hemos aprendido del carisma. Los llamamientos a la Conversión en los cinco campos que nos ofreció el Capítulo nos ayudan a juzgar nuestra vida y misión a la luz del carisma y nos llaman a ir más adentro.
Resulta impactante que el “Manual” de 1981 incluía “una conversión personal y comunitaria a Cristo” como tercera cualidad para la revitalización de una congregación. El inicio del libro incluía una carta del P. Jetté del 17 de febrero de 1981: “Precisamente en la vida oblata hoy somos llamados a la segunda conversión, y esta segunda conversión es a menudo más penosa que la primera porque penetra más profundamente en nosotros y nos hace salir de hábitos y rutinas más firmemente enraizadas, y nos revela un apego a nosotros mismos y a nuestra propia voluntad que acaso nunca habíamos sospechado”. ¡Presten atención a cómo el Capítulo General de 2010 es como un eco y una amplificación de este tema de la conversión! El Espíritu Santo nos ha estado llamando y preparando para la revitalización.
El “Manual” describía otros dos posibles caminos subsiguientes al declive de una Congregación: estancamiento y extinción. La realidad de la mayoría de las congregaciones de la historia de la Iglesia ha sido la muerte, habitualmente a consecuencia de la pérdida de identidad, mantener el ministerio a costa del empuje original misionero y la pérdida de la pasión por Dios y la santidad.
Yo no acepto la teoría de que hemos completado nuestra misión, de que hemos servido a la Iglesia y que podemos morir en paz. Creo que esta es una visión secularizada y un deseo que de por sí lleva a la muerte. No creo que los laicos que aman el carisma oblato y viven de él vayan a “reemplazar” a los oblatos en votos. Esta es una actitud condescendiente e irreverente hacia el compromiso de estos a vivir el carisma. Soy consciente de que la Congregación no es una institución eterna en la Iglesia, pero no estoy dispuesto a decir que ya hemos hecho nuestro trabajo y, “R.I.P.”.
Creo en Dios, Espíritu de Vida, que no genera la muerte. Llamo a todos nosotros a tener la intención de revitalizar la Congregación en nuestra preparación para nuestro 200º aniversario. Llamo a todos nosotros a una opción consciente a vivir, desarrollarse y ser un cuerpo misionero dinámico inspirado en el carisma de San Eugenio. Tengo el privilegio de visitar la Congregación y ver por todas partes muchos signos de vida. Lo compartiré con ustedes en un futuro. Estoy convencido de que Dios nos llama a vivir en plenitud. Es nuestra la opción de responder a Dios.
El llamamiento a la “Conversión” del Capítulo de 2010 es el único camino para la revitalización. La conversión es dolorosa, pero nos llevará a la vida si dejamos al Espíritu que nos transforme: hombres no sólo “oblatos” de nombre, sino que vivan la oblación, misioneros conformados por la Palabra de Dios, dispuestos a servir en las misiones más difíciles, muy cercanos a los pobres, siriviendo con amor a la Iglesia, cooperando apasionadamente con Jesucristo Salvador. Una de mis esperanzas para nuestro aniversario es que podamos celebrarlo juntándonos como comunidad para horas santas ante la Eucaristía y horas santas de servicio a los pobres.
Página 1 de 9 | » |