534 - Junio 2013
5 Mayo 2013 - 31 Mayo 2013

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ADMINISTRACIÓN GENERAL

Mensaje final

Queridos hermanos oblatos:

Llegados al término de esta Intercapitular de Bangkok 2013, queremos compartir con ustedes, de modo sencillo, parte de nuestra experiencia vivida en estas dos semanas de convivencia, comunicándoos, así, algunos frutos de nuestras deliberaciones. En rigor, un encuentro Intercapitular está llamado a hacer de puente entre dos Capítulos generales (cf. R128e), aunque, sin embargo, es mucho más que eso. Como hemos sentido bien aquí, un encuentro entre oblatos es siempre un momento fuerte y gozoso de vida fraterna, oración y reflexión, un tiempo donde se experimenta también la riqueza de la Congregación, su vida y su compromiso misionero a lo largo del mundo. E, incluso si el torrente de información y de intervenciones nos resultó a veces abrumador y dificultó un diálogo más profundo entre nosotros, partimos contentos de este encuentro, así como animados en nuestro servicio de liderazgo y de autoridad con ustedes.

¿Qué dinámica hemos seguido? Escuchar para discernir mejor. La escucha atenta, paso obligado para todo discernimiento, ha ocupado gran parte de nuestro tiempo: escuchar al Señor y su Palabra, escuchar los informes de las regiones, las diversas intervenciones, a los compañeros, escuchar lo que se vive en la Congregación como respuesta a los llamamientos a la conversión del último Capítulo general. Esta escucha nos ha hecho descubrir o recordar los distintos contextos de la misión de hoy y sus exigencias: sociedades secularizadas en las que los cristianos no son sino una voz entre otras, situaciones de injusticia y violencia, de miseria y de desesperanza, pero también un mundo donde brota la sed de amor, de justicia y de verdad. Nos hemos dejado interrogar por parte de estos múltiples contextos: Nosotros, los oblatos, ¿qué clase de hombres debemos ser y constituir para ser misioneros en un mundo tal?

Invitado como “persona recurso”, el P. Oswald FIRTH nos ha ayudado en esta reflexión y nos ha recordado, entre otras cosas, ciertas expresiones que designan a los oblatos como “hombres del encuentro humano”, “hombres del Adviento”... Finalmente, pensamos que haciéndonos humildes como Jesús y fieles al carisma de San Eugenio, haremos el camino que lleva a escuchar atentamente los signos de los tiempos y a las personas, a la empatía y a la oración, que nos permitan caminar juntos hacia la Verdad.

Evangelizar, ¿no significa, pues, acompañar a alguien en su encuentro con Cristo y ayudar a poner en obra su compromiso con el amor que lleva a Dios? De este modo, tres son los campos que nos parecen prioritarios en nuestros esfuerzos de conversión y que han de ser buscados: la misión, la vida de comunidad y la formación. A ello hay que añadir como algo transversal el lugar esencial de la espiritualidad y, más aún, una espiritualidad oblata.

¿Qué acontecimientos y frutos de este encuentro compartir con ustedes? En lo que permite la brevedad de este mensaje, nos hemos quedado con cuatro que nos parecen los más importantes para el futuro:

  • La entrega solemne de las nuevas Constituciones y Reglas por parte del Padre general a cada uno de los participantes al término de un día de recogimiento. Durante una liturgia muy cuidada, cada uno de nosotros pudo oír resonar en él estas palabras: “Haz esto y vivirás”... Esperamos que en cada Unidad este libro sea acogido, leído, estudiado y practicado su contenido, personalmente y en comunidad. Hay en ellas un tesoro a descubrir constantemente, un compañero en el camino de la santidad con el que estamos todos comprometidos, para vivir con Cristo como centro de nuestra vida, a ejemplo de San Eugenio y de nuestros hermanos mártires, particularmente los de España y Laos.
  • La invitación a la solidaridad concreta con los más desfavorecidos, los más pobres, con aquéllos con quienes debemos esforzarnos siempre por vivir lo más cercano posible, aunque también solidaridad entre nosotros, entre las unidades de la Congregación. Solidaridad de personal y solidaridad material. Por ello hemos acogido favorablemente la perspectiva de una nueva campaña de solidaridad en la Congregación, como la que nos ha mencionado nuestro Ecónomo general.
  • El año 2016 será el 200º aniversario de nuestra fundación. Este será un tiempo de acción de gracias, de regreso a las fuentes y de renovación para nosotros. El Gobierno central nos propone un Trienio de preparación. Nos lo hemos tomado en serio y queremos aportar todo nuestro apoyo. Esta preparación de tres años será para nosotros, como continuación de los llamamientos a la conversión del último Capítulo general, un tiempo de gracia que nos invitará a dejarnos renovar en nuestra vida en comunidad apostólica, en nuestra voluntad de dejarnos formar (formación primera y continua) y, finalmente, en nuestro celo apostólico, así como en nuestras prioridades misioneras.
  • En el horizonte de 2016 se perfila el 36o Capítulo general. Nos hemos dado cuenta de cuán importante es preparar desde ahora este “tiempo privilegiado de reflexión y conversión comunitarias” (C.125). ¿A qué tema dar prioridad? Algunos han expresado su anhelo de que se reafirme nuestra identidad religiosa y, en particular, que se profundice en nuestro voto de pobreza como opción de vida al servicio del Reino. Pero muchos son también los que han expresado la urgencia de concretar una orientación común para la acción misionera del conjunto de la congregación en un mundo y una Iglesia en rápido cambio. Esta orientación, ciertamente, estaría en consonancia con el tema de la última etapa del Trienio, que terminará el 25 de Enero de 2017.

Un pasaje del Evangelio nos ha estado hablando de un modo particular durante esta Intercapitular. Es el de la multiplicación de los cinco panes y los dos peces ofrecidos generosamente y que, gracias a Jesús, alimentan a la multitud (Mt 14, 13-21): ¡La pobreza de nuestros medios, la confianza en Jesucristo, la alegría del banquete ofrecido a todos!

Finalmente, queremos agradecer a todas las personas que han hecho posible que este encuentro se haya podido celebrar en unas condiciones tan favorables y con tanto fruto. Muy particularmente, agradecemos calurosamente a nuestros hermanos de la Delegación de Tailandia-Laos su acogida y sus atenciones para con nosotros durante nuestra estancia entre ellos.

¡Imploramos para todos el amparo de la Virgen María y de San Eugenio!

Vuestros hermanos en sesión Intercapitular

Bangkok, 3 de Mayo de 2013



Sesión conjunta con la AORC en Bangkok

Antes de tener el encuentro intercapitular de la Congregación, veintiséis líderes del Gobierno central y de la Conferencia regional de Asia-Oceanía (AORC, por sus siglas en inglés) se reunieron para una Sesión conjunta en el Centro de formación pastoral de la Archidiócesis de Bangkok en Samphran, Tailandia, del 14 al 19 de abril de 2013.

El tema de la sesión, “Llamados a la conversión el el contexto pluralista de Asia-Oceanía” fue habilmente introducido por Gerard DE ROSARIO, de la Provincia de Colombo. Habló de los nuevos signos que surgen al considerar el contexto de una respuesta asiática al “Llamamiento a la conversión” del Capítulo general de 2010: (1) religiosidad popular que hacen quedarse pequeñas las religiones establecidas e institucionales de Asia; (2) el inmenso trabajo a hacer en el campo de la integración multirreligiosa; (3) la necesidad de priorizar la formación del laicado sobre el del clero; (4) la necesidad de trabajar en junto a otros como forma de integrar los valores espirituales/evangélicos en el contexto más amplio de la cultura política y económica; (5) la necesidad de interpelar a la Iglesia formal a ir más allá de lo fundado y ya consolidado.

La Sesión conjunta fue precedida de unas visitas de los miembros del Gobierno central a las distintas misiones oblatas de la región. Dichas visitas ofrecían a los líderes de la Congregación un encuentro de primera mano con la misión oblata de Asia, que tiene ya ciento cincuenta años de historia.

Los líderes clave del Gobierno central, encabezados por el Padre general, Louis LOUGEN, implicaron a la AORC en las conversaciones sobre los retos principales planteados durante el Capítulo general de 2010, especialmente en los campos de la comunidad, liderazgo, formación, misión y economía.

Los desafíos principlaes de Asia-Oceanía surgieron durante las conversaciones: (1) el desafío de formar comunidades oblatas que sean lugares de testimonio profético del estilo de vida religioso apostólico, del diálogo, sanación y ayuda mutua; (2) el desafío de ofrecer una formación sólida, profesional, intercultural y adaptada al futuro de los misioneros oblatos; (3) el desafío del discernimiento comunitario, priorizar y planificar los compromisos misioneros según el carisma oblato y (4) el desafío de de ser líderes efectivos en la formación y en la administración de bienes temporales.

En concreto, la AORC, bajo el liderazgo de su Presidente, P. Francis NALLAPPAN, Provincial de India, abogó por colaborar más, especialmente en la revitalización de los programas de formación de calidad y del personal, el programa de preparación para los votos perpetuos, en la formación de superiores locales y de los formadores y en el compartir personal y recursos para ayudar a las unidades en disminución de la región (Francis Nallappan).



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