PROGRAMA DE FORMACIÓN PARA LOS HERMANOS OBLATOS
Durante la sesión plenaria del 7 de setiembre – 8 de octubre 2013, el Gobierno Central pasó un día y medio con el tema de los Hermanos Oblatos.
El Capítulo General de 2010 aprobó una resolución que exige que se aborden las normas comunes en la primera formación de los Hermanos Oblatos en la Congregación. El proyecto se iba a llevar a cabo en diálogo con los Presidentes de las Conferencias Regionales, el Comité General de la Formación y el Comité Permanente de los Hermanos Oblatos.
Las Normas Generales para la Formación Oblata promulgadas por el Superior General el 21 de mayo de 2011 han respondido en gran medida a esta resolución del Capítulo.
“Como miembros de la Congregación de los Oblatos de María Inmaculada, los Hermanos están unidos en el mismo carisma y son plenamente misioneros. Dentro de este carisma, desarrollan una especial identidad tanto en el ser como en la misión, requiriendo así una formación que es a la vez común y particular”. (cf. Normas Generales para la Formación Oblata n° 395)
En el encuentro de marzo de 2012, el Comité General de la Formación, a la luz de las Normas Generales, trabajó en el primer borrador de normas comunes para la primera formación de los Hermanos, que fue posteriormente enviado al Comité Permanente de los Hermanos Oblatos para el encuentro de noviembre de 2012 en Roma. El Comité Permanente de los Hermanos Oblatos propuso algunos cambios. El texto fue nuevamente estudiado durante el encuentro del Comité General de la Formación en febrero de 2013 en Godfrey, IL, EE.UU.. Después de algunos otros cambios menores, el texto fue finalmente aprobado por el Superior General en Consejo en octubre de 2013 en Roma. El presente programa de formación está disponible en el sitio de internet de la Congregación: http://goo.gl/fyYvu8.
Para ayudar al Gobierno Central a reflexionar sobre el papel del Hermano Oblato, el Hermano Benoît DOSQUET (France), quien se desempeñó durante varios años como presidente del Comité Permanente de los Hermanos Oblatos, escribió una reflexión sobre la vocación del Hermano en nuestra Congregación. He aquí un extracto de su reflexión:
Vivir como hermanos, entre nosotros, con los que nos rodean y más ampliamente con todo ser humano, creado como nosotros, a imagen de Dios, es el objetivo de él que camina en seguimiento a Cristo.
La incidencia de Cristo en la vida religiosa no es un “más” con relación a la vida bautismal sino que es un ministerio (es decir, una función para animar a la comunidad que cree...): es un puro testimonio de gratuidad para todos los hombres, es “algo distinto, compartido con los demás”.
La identidad de la vida religiosa reside en lo que somos, en nuestra marcha tras Jesucristo. Qué más da, que seamos numerosos o pocos, la dimensión esencial de la vida religiosa es la comunión con Cristo, que es una potencia vital. El religioso es un hombre que se caracteriza por las corrientes y las cuestiones que atraviesan a la sociedad y que dejan traslucir a Cristo que está en él.
La reflexión sobre la vocación y el lugar de los Hermanos se refiere a todas las comunidades, Oblatas, Padres y Hermanos ya que afecta incluso a la identidad de nuestro Instituto. (Normand PROVENCHER, Documentación OMI, mayo de 2004)
Año tras año, el Comité de los Hermanos descubrió cuán fundamental era partir de la vida religiosa, del Sacerdote Oblato y del Hermano Oblato. En la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, algunos deben entrar como Hermanos; otros experimentan una llamada al Ministerio presbiteral. Sin embargo, todos los Oblatos, sacerdotes y Hermanos, tienen responsabilidades complementarias en la obra de evangelización. (CC & RR n° 7)
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