AMÉRICA LATINA
La comunidad de Cristo Salvador y Señor“Cada comunidad necesita tener un memorial y una visión que le permita investigar de dónde ha surgido y determinar posteriormente hacia dónde quiere ir”. Así comenzaba el prólogo del libro “Cuentan unos hombres”, uno de los únicos materiales históricos que documenta la historia de la provincia de México, escrito por el P. Guillermo WATSON.
Citando estas frases del prólogo, escrito por Mons.
Miguel PFEIFER, quisiera compartir la historia de una comunidad al oriente de
la Ciudad de México.
Para embellecer los ejes viales al centro de la ciudad, muchas familias tuvieron que dejar sus hogares y ser forzados a vivir en una región conocida como “Ejidos de Santa Cruz Meyehualco”. Muchos de ellos llegaron en camiones de basura.
Era una zona casi desértica, con mucho polvo, tierra amarilla, sin agua y con mucho por hacer. Se cuenta que alrededor del 10 de Mayo de 1979, en uno de los únicos árboles que existían en la región la gente se abrazó como signo de solidaridad, de ahí que este lugar es llamado la 10 de Mayo y el árbol se conocía como “de la amistad”. La gente cuenta que ese árbol se regó más que de agua, de lágrimas, y en aquella época daba sombra, era un punto de reunión y además ahí se tomaban las decisiones.
Pronto aparecieron los problemas normales de una colonia nueva con el hecho de no aceptar su nueva realidad y la rivalidad de la gente que venía de varias zonas de la ciudad; además del hecho, esto aunado al descontento que había de la gente del pueblo de Meyehualco que aun reclamaba sus parcelas confiscadas por el gobierno para esta colonia nueva.
Este era la comunidad que encontraron los Misioneros Oblatos de María Inmaculada. Hacia el año 1986 la gente cuenta que llegan los PP Ricardo JUNIUS y Carlos KRZEWINSKI. Eran de origen norteamericano. El P. Junius comenzó a invitar a la gente a la Eucaristía, lo hacía caminando con una campanita por las calles de la colonia. Ellos enseñaron a la comunidad a ser solidarios, para ello se fundaron comunidades de evangelización en todo el territorio parroquial, los oblatos animaron a la gente a organizarse para vivir con la dignidad que ellos merecían; y de hecho algunas veces protestaron a las autoridades por la mala calidad de materiales de tubería y drenaje que colocaban en la naciente colonia.
Después vino el P. Yvan TREMBLAY, OMI, de origen canadiense, quien se preocupó en especial por las mujeres que luchaban solas o que teniendo compañero no se contaba con el. El fundó el Centro de Mujeres Pobres “CEMPO”, con la intención de hacer que la mujer se capacite en el campo laboral desde un oficio y de esta forma pueda llevar una ayuda más a su hogar.
Por esta comunidad han pasado muchos oblatos y con el entusiasmo de los párrocos se construyó el templo parroquial llamado “Cristo Salvador y Señor”. Hoy los rostros de los pobres han cambiado; ahora las calles están asfaltadas y la delegación ofrece muchos servicios. Las casitas cambiaron a casas de material de concreto y surgieron también los condominios. Pero sigue habiendo muchas necesidades, y actualmente existe una vasta región de asentamientos irregulares donde la gente vive en condiciones de mucha pobreza Sin embargo en la parroquia existen muchos grupos y comunidades que dan vida a la parroquia en sus diversos sectores, capillas y comunidades. El árbol de la amistad ya no existe, pero en el lugar ahora se encuentra una imagen de la Virgen de Guadalupe. Pero la comunidad parroquial nunca olvida a sus misioneros y dice agradecida: “Cómo olvidar que los oblatos vinieron a hacernos compañía y a quedarse con nosotros cuando estábamos muy solos y abandonados”. (P. Roberto TOLENTINO)
El 1 de noviembre,
el Padre Roberto DURETTE, un misionero desde hace mucho tiempo en Bolivia, escribió
al Hermano Augustin COTÉ que está en los Estados Unidos sobre la conmemoración
de los difuntos realizada en noviembre.
Aquí, en Bolivia, este 1o de noviembre todo llega su fin: la fiesta de Todos los Santos. El acento se pone más en los difuntos que en los santos. De hecho, de acuerdo a las costumbres, los difuntos regresan a la tierra al mediodía para visitar a su familia y amigos y al día siguiente vuelven a su lugar de descanso. Para recibir las almas, las familias, que han perdido un miembro durante el año, están ocupados decorando bien la tumba donde depositan una foto del difunto, su comida favorita, flores, etc. Una semana antes, la familia y los amigos están invitados a ir en este día para orar por los difuntos y compartir las comidas y bebidas que la familia ha preparado. La invitación llega con un plato de panecillos llamados tantawawas. Hoy en día las calles están llenas de personas que van de casa en casa, visitando las tumbas, para orar y comer. La convicción es que el difunto se queda hasta mañana (2 de noviembre) al mediodía. Luego es el momento de visitar el cementerio donde se prepara una fiesta al lado de la tumba en donde descansan los restos del difunto: es el momento para dejar a un lado el periodo de luto y regocijarse. Es común escuchar a bandas que tocan la música preferida que el difunto gozaba mientras vivía. Podríamos llamarla una celebración de la vida. Es ajeno a lo que se hace en los Estados Unidos donde la gente no es propensa a visitar los cementerios y los difuntos son apenas recordados. He llegado a la conclusión de que podríamos aprender de estas antiguas culturas andinas que están mucho más cerca de las realidades humana de la vida y la muerte.
En cuanto a mi trabajo en este distrito minero del siglo XX, sigo participando en la comunicación. Como les he dicho en mi última carta, estamos instalando pequeñas estaciones de radio en algunas aldeas importantes de nuestra región, promoviendo la participación de los pueblos indígenas en el proceso de la toma de conciencia y del desarrollo, creando así una pequeña red que creemos ayudará a disminuir la pobreza, discriminación, etc.
Teniendo en cuenta que vivimos en una región minera donde hay varias minas pequeñas, la contaminación del aire y los ríos es un problema importante que afecta a la salud de nuestro pueblo. Hemos organizado encuentros, talleres para crear conciencia en la gente para que el gobierno, las autoridades y las organizaciones locales se reúnan para tomar medidas con el fin de disminuir la contaminación y así proteger la vida de nuestro pueblo. No es una tarea fácil pero es una que vale la pena. A veces es muy frustrante porque está involucrada la economía de la región y la oposición es fuerte. Pero es nuestro compromiso con la Justicia, Paz e Integridad de la Creación.
¡Mis mejores deseos para todos los oblatos, en especial, para aquellos que todavía están gastando energía y esfuerzo en la difusión del Evangelio de Jesús en diferentes partes del mundo! Cuídense. (Gus’ News Notes, noviembre de 2013)