ÁFRICA-MADAGASCAR
Una parroquia celebra los 30 años de presencia OblataTodos los años los feligreses de la Misión de San Lucas celebran su fiesta patronal en torno al 18 de octubre. La celebración de este año fue única porque estuvieron celebrando el 30o aniversario de la presencia de los Oblatos. El pueblo se reunió el 19 de octubre para prepararse espiritualmente con un día de rememoración, que fue dirigido por diferentes sacerdotes que presentaron temas relacionados con el Año de la Fe y con el carisma de los Oblatos.
En la noche del
viernes 18 de octubre los feligreses comenzaron a llegar a la Misión con el fin
de estar en forma para la rememoración que se iba a realizar al día siguiente.
Era la imagen de un pueblo demacrado y hambriento, aunque sin embargo feliz,
quemado por el sol incansablemente abrasador de África, tenaz y fuerte que se
reunía con alegría para compartir las maravillas que el Señor ha obrado en
medio de ellos durante los últimos 30 años, a pesar de este año de hambruna
como resultado de una grave sequía y marcado por la incertidumbre económica
como consecuencia de las elecciones recientemente celebradas. Estuvieron muy
felices de venir a regocijarse y sobre todo expresar su agradecimiento a los
primeros Misioneros Oblatos.
La rememoración se llevó a cabo durante toda la jornada del sábado. El Arzobispo Alex Thomas, SDV, de Bulawayo honró la ocasión con su presencia y llegó para cerrar oficialmente el Año de la Fe con su ingreso que resumió las presentaciones del día.
El domingo la Iglesia estuvo llena desde las primeras horas de la mañana, hasta el punto de tener que pedir prestado bancos adicionales al hospital para dar cabida al resto de los feligreses. En la celebración estuvieron presentes el Arzobispo Thomas, que había sido invitado para la ocasión para otorgar el sacramento de la Confirmación, junto con los Padres Oblatos Augustine MAKHOKOLO y Christopher RICHMOND (pioneros), Charles RENSBURG (párroco emérito), Charles NABWENJE (Superior de la Misión entrante), Sipho KUNENE (Superior de la Misión saliente) y Jeffrey MADONDO (párroco actual). También estuvieron presentes los ex Oblatos con quienes compartimos una relación cordial y que asisten a nuestras fiestas Oblatas.
Durante la Eucaristía, un cantante de alabanza cantó alabanzas tanto de los pioneros así como también de los Oblatos que han trabajado y trabajan en la parroquia. En su acción de gracias, el Padre Makhokolo, el primer Oblato que trabajó en la Misión, comentó el crecimiento de la parroquia desde su llegada. Agradeció a los sacerdotes que llegaron después de él por haber aceptado el reto del legado Oblato que los pioneros habían inculcado y por haberlo llevado un paso hacia adelante. También agradeció al pueblo por su capacidad de respuesta a la evangelización, lo que facilitó la expansión de la parroquia. Relató lo difícil que era entonces trabajar en la Misión, teniendo en cuenta las perturbaciones posteriores a la independencia en la zona, así como también, el fuerte impulso misionero de la Iglesia en ese momento, lo que dificultó la tarea de evangelización de los pobres Oblatos negros pues el pueblo veía a la Iglesia como una ONG, cuyo objetivo principal era asistir a las necesidades sociales de los individuos. Terminó con una nota positiva sobre el crecimiento de la Iglesia y animó a los feligreses a crecer en la fe y a avanzar hasta ser completamente auto sostenibles.
El Arzobispo Thomas felicitó a los jubilares y les agradeció el excelente trabajo que habían hecho. También agradeció a los Oblatos por su ardua labor en esa parte de la Diócesis y espera que la Misión de Insuza sea pronto una realidad. En la actualidad, la parte sur de la parroquia está a punto de convertirse en otra Misión llamada San Kizito. A causa del crecimiento de los feligreses y de la perspectiva de apertura de nuevas estaciones remotas tierra adentro, el Arzobispo ha pedido oficialmente la creación de una nueva Misión y ya se ha realizado la construcción de sanitarios. Ya están en marcha los planes de perforación de un pozo así como también la construcción de una sala/iglesia. El Arzobispo nos dio la orden de asegurarles que para el próximo año celebraremos nuestro Día de San Lucas en la nueva Misión. (Jeffrey F. Madondo)
En enero de 2012 la Comunidad de la Misión oblata
en Kenia se reunió para discutir y discernir nuestro futuro.
¿Qué se viene? Aunque hubo muchas sugerencias y posibilidades, la comunidad abrumadoramente estuvo de acuerdo en aceptar el desafío de una segunda parroquia, que estuviera preferentemente cercana a nuestra casa de formación en Karen. Se realizaron propuestas iniciales a la Arquidiócesis de Nairobi. Al no recibir respuesta positiva, probamos con la Diócesis de Ngong en donde fuimos bienvenidos. El Obispo está en éxtasis. El año pasado, en Navidad, visitamos una de las parroquias que nos habían ofrecido. Obviamente cumplía con todos los requisitos salvo uno: no está cerca de la casa de formación. Por lo que el Obispo nos sugirió buscar otro lugar que estuviera más cerca y entonces hemos dicho que sí a Kisaju.
La Diócesis de Ngong es probablemente la Diócesis más grande de Kenia. Es también una de las más pobres a nivel financiero y personal. Hay aproximadamente unas 29 parroquias en la Diócesis, muchas de las cuales tienen de 20 a 30 estaciones remotas.
La pasada Navidad tardamos tres horas y media para llegar al centro parroquial y otras dos horas y media para llegar a la estación remota más lejana. La gente tiene muy pero muy bajos recursos económicos. La misión oblata es estar con los pobres y con aquellos a los que menos llega la Iglesia. Cada vez está más claro que este es el lugar donde los oblatos tendrían que estar en Kenia. Sé que nuestro Fundador estaría muy feliz con este progreso.
En un encuentro en Kitengelia que se realizó el 23 de mayo el Obispo nos presentó al nuevo comité parroquial y fuimos invitados a comenzar inmediatamente el ministerio aunque la parroquia no estaba oficialmente erigida.
En la mañana del martes 11 de junio, el Padre Mario AZRAK se fue a Kisaju. Si bien su salida no fue marcada por ninguna fanfarria significativa, la misma fue, sin embargo, un momento muy significativo e histórico en la vida y ministerio de la Misión oblata de Kenia. Una puesta en marcha más apropiada se llevará a cabo más adelante en el contexto de nuestro retiro. ¡Nos hemos expandido! Hemos empezado un nuevo proyecto en una zona nueva de Kenia.
Kisaju está a una hora y cuarenta y cinco minutos al sudeste de Nairobi. Es aproximadamente la misma distancia de la frontera con Tanzania. No hay señales, postes indicadores ni edificios que permitan identificar la ubicación. Esta es la prueba de que empezamos “desde la nada”. No hay agua ni electricidad. ¡Pero sí hay un montón de gente!
En el lugar propuesto como centro parroquial no hay mucho: una capilla muy pequeña que fue concebida como jardín de infantes y una choza de lata que se usa para el jardín de infantes. ¡Es todo lo que hay!
Es un terreno semiárido. Al igual que para Jesús, el misionero no tiene lugar para sentar cabeza. Hay seis o siete estaciones remotas que están destinadas a ser parte de esta parroquia pero sólo una de ellas tiene una Iglesia.
La mayoría de los habitantes son Maasai, una de las tribus que es a la que menos llega el Evangelio. Tenemos mucho que hacer para poner en marcha la Evangelización.
Dentro de unas pocas semanas otros dos Oblatos se unirán al proyecto: el Padre Gideon RIMBERIA y el Hermano Escolástico Dionisius ANANUA. Antes de que cualquier obra de construcción pueda comenzar, la primera prioridad debe ser la construcción de la Comunidad Cristiana.
Encontramos una casa en Kitengelia que podemos alquilar. Con un lugar donde quedarnos, los Oblatos podremos reunirnos como comunidad y empezar la gran obra de dar a conocer las Buenas Nuevas. (Jim FIORI para www.omilacombe.ca)