542 - Marzo 2014
29 Enero 2014 - 25 Febrero 2014

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ÁFRICA-MADAGASCAR

Los Oblatos envían a otros misioneros

El Instituto Africano de Ciencias de la Misión (IASMI), dirigido por los Oblatos en el distrito Kintambo de Kinshasa, ha estado organizando desde 1994 un programa de formación para los misioneros que llegan de diferentes lugares para trabajar en Congo. Desde entonces, alrededor de un centenar de personas han participado y siempre el programa de formación concluye con una solemne despedida misionera. Este año, la celebración se llevó a cabo el 18 de enero.

Aunque inspirado principalmente en el Evangelio, la despedida se basa en los símbolos de la cultura africana. El punto culminante de toda la celebración es la unción con caolín blanco, una arcilla a base de cal, con la que el celebrante traza la señal de la cruz en la frente, las manos y en los pies de aquellos que son “enviados” a la misión. El caolín, usado en los ritos de iniciación y otros momentos importantes de la vida en Congo y en otros países africanos, se convierte aquí en un símbolo de la bendición y de la comunión, de la pureza y de la fidelidad en el cumplimiento de la misión recibida.

Normalmente, aquellos que son “enviados”, cuyo número varía de semestre a semestre, son sacerdotes y hombres y mujeres religiosas. Este año fueron tres hermanas: una Misionera Franciscana de María de Colombia y dos Indias de la Sociedad Misionera del Sagrado Corazón de Jesús.

La ceremonia se llevó a cabo, como de costumbre, en la capilla anexa al Escolasticado de los Oblatos de María Inmaculada, en presencia de más de doscientas personas, entre ellas, estudiantes, profesores y empleados del complejo del Instituto San Eugenio de Mazenod (ISEM, por sus siglas en inglés: Institut St Eugene de Mazenod), que incluye la facultad de teología, la facultad de misionología y un instituto de animación misionera. También estuvo presente un nutrido grupo de laicos, en su mayoría, chicos y chicas que asisten a los cursos de especialización en ciencias de la computación en el centro creado por el Padre Giovanni SANTOLINI, cuyos restos actualmente descansan en las tierras del Escolasticado.

Durante la Misa, el número de los “enviados” se elevó a cuatro. El celebrante, Abbé Félicien Mwanama, un sacerdote diocesano y profesor de misionología en nuestro instituto, nombrado hace unas pocas semanas como Obispo de Luisa, una diócesis grande situada en el interior del país, se unió espontáneamente a las hermanas. Durante la homilía, señaló que él, como Obispo recién nombrado, sentía el deber de “salir” (de acuerdo a la invitación del Papa en Evangelii gaudium), y por lo tanto, por completo como un participante en el rito del “envio”.

Las hermosas y melodiosas armonías de los cantos polifónicos del más vasto repertorio congoleño ayudaron a crear una atmosfera de intensa participación. Cada vez que celebramos esta despedida misionera, la misma tiene el sabor de un evento que reaviva en todos la alegría del Evangelio, la alegría de la misión. (Padre Domenico ARENA)



La Iglesia responde al SIDA

La Oficina para el SIDA de la Conferencia de Obispos Católicos de Sudáfrica (SACBC, por sus siglas en inglés) y el Instituto Teológico de San José han lanzado un libro titulado “Respuestas católicas al SIDA en Sudáfrica” durante la Sesión plenaria de los obispos de la SACBC el 25 de enero de 2014 en Manzini. El libro está editado por Stuart BATE OMI y Alsison Munro OP.

El libro contempla la respuesta de la Iglesia durante los últimos treinta años, siguiendo los debates de la conferencia teológica tenida en el Instituto Teológico San José en Cedara, KwaZulu, Natal, en enero de 2013. Los distintos textos examinan la respuesta en las diócesis urbanas y rurales, la teología del pecado en el contexto del SIDA, la delicada cuestión para la Iglesia Católica del uso de preservativos, las pruebas de detección de VIH para los candidatos al seminario y la vida religiosa, el SIDA como tema de dirección espiritual, así comno el SIDA y el diálogo interreligioso.

En el mundo, Sudáfrica ha sido la región más afectada por el VIH y el SIDA. En 2011 se estimó que el 10% de la población era seropositiva. Pero un porcentaje aún mayor de la población se ve afectada por las consecuencias de la epidemia. Muchos tienen que hacer frente al tema del cuidado y apoyo de familiares y amigos infectados por el VIH. Muchos otros se ven afectados por la pérdida de padres o de otras personas importantes, como resultado de las muertes relacionadas con el SIDA. Ello incluye a más de dos millones de “huérfanos del SIDA”.

La Iglesia Católica en Sudáfrica ha sido uno de los actores más importantes en la respuesta a esta crisis. Partiendo de unos pasos relativamente lentos en los años ‘80, se ha convertido, a comienzos del siglo XXI, en el mayor dispensador de atención a la salud y de información sobre la prevención del VIH. Este libro examina tanto los logros pastorales como la motivación teológica de este compromiso. A pesar de una respuesta pastoral en el cuidado de la salud y en lo social bastante mayor al tamaño de la Iglesia en esta región, la Iglesia Católica es vista ampliamente en la sociedad como un factor negativo en este flagelo. Una simple búsqueda con “Google” de “SIDA e Iglesia Católica” revela (excepto en las páginas de la Iglesia Católica) un conjunto casi total de comentarios centrados en una sóla cosa: los preservativos. Este chivo expiatorio, como es universalmente contemplada la Iglesia, es un triste reflejo de la manipulación de la verdad en el mundo moderno. Ello muestra en qué medida el control de los medios de producción en las tecnologías de la información crean una hegemonía basada en posturas filosóficas secularistas en relación a un liberalismo en materia de libertad sexual. Este libro ayuda a ejercer un modesto papel en corregir el desequilibrio.



Los desafíos son enormes

En 2013, nuestra Delegación celebró diez años de presencia en Guinea-Bissau. Ciertamente no significa mucho en términos de vigencia, aunque nuestra reflexión no se deberá limitar únicamente a los números. Lo que deseamos hacer hoy en día es tomar conciencia de la calidad de nuestra presencia, y por sobre todo, queremos volver a examinar las necesidades con el fin de responder de la mejor manera a los desafíos que nuestra presencia misionera en Guinea está enfrentando.

Durante diez años hemos tenido tiempo para echar raíces, adaptarnos, descubrir las realidades del país y conocer la situación sociopolítica. Hemos compartido la vida cotidiana del pueblo y pasado con el mismo algunas de las crisis que han dejado consecuencias que todavía son notables en la actualidad. Diez años es el tiempo que nos ha llevado construir una base sólida, una base profunda para nuestro proyecto de misión en Guinea, tal como lo demuestra nuestro progreso desde que hemos llegado en octubre de 2003.

De Farim a Antula hemos querido seguir a Jesús para dejarlo vivir dentro nuestro, a medida que lo hacíamos conocer y lo transmitíamos a los demás, en respuesta a las grandes expectativas que la Iglesia de Guinea nos ha expresado a nuestra llegada: “No esperamos que los nuevos misioneros realicen milagros, sino que sean hombres de Dios”. Hemos sido hombres de Dios todas las veces que hemos llevado su palabra a aquellos corazones que estaban buscando a Dios. Hemos estado allí todas las veces que hemos dado testimonio de su amor por la humanidad. Nunca dejaremos de serlo mientras en nosotros arda ese amor incondicional hacia Cristo y su Iglesia, en la imagen de nuestro santo fundador.

Hoy en día, nuestro celo misionero en Guinea no debe conocer momentos de duda y vacilación. Los desafíos son enormes: en el ámbito apostólico hay escasez de ministros pastorales; todavía hay parroquias y misiones que se encuentran desatendidas por sacerdotes. Todavía hay áreas donde se podrían establecer parroquias; algunas misiones tienen una dimensión tan grande que deberían dividirse, ¡sólo por mencionar algunos! En el ámbito social queda mucho por hacer si se tiene en cuenta que, debido a la inestabilidad política del país, ningún gobierno ha conseguido resolver realmente el problema de la sociedad y lograr que sea una prioridad. ¿Cómo podemos olvidarnos de la juventud guineana? Ellos tienen un gran deseo de obtener programas de educación y escolarización, pero por desgracia, se ven afectados por la crisis escolar para la que no hay aún soluciones reales. El sistema escolar está paralizado; sólo las escuelas privadas trabajan normalmente, aunque estas escuelas no están al alcance de la media de los guineanos.

En resumen, son muchas las necesidades y las demandas. Todos nosotros debemos ocuparnos intensamente de ellos y ofrecerlos al Señor en nuestra oración diaria, y en nuestro trabajo de evangelización: recordemos que “la gloria de Dios es el hombre vivo, el hombre de pie”. ¡Y entonces podemos acompañar al pueblo de Guinea que busca levantarse y caminar hacia Dios!. (Por el Padre Simon Peter BADJI para Échos de la délégation du Sénégal - Guinée Bissau, enero de 2014)



Residencia “José Gerard” de Dakar: un nuevo hogar

Veinticinco años es una cifra importante en la vida de uno. Comienzas a consolidar tu camino de vida. A menudo, por razones amorosas o profesionales, dejas el hogar paterno para vivir en tu propia casa. La Residencia “José Gerad” ha recorrido el mismo camino: a la edad de veinticinco años ha fundado su propio hogar. Nació en la casa contigua a la casa rectoral de la parroquia de María Inmaculada en Assainies Parcelles, Dakar. Durante su infancia, se trasladó a Castor, junto con el prenoviciado. El 7 de octubre, abrió su nueva casa en CSPA, junto a la estación de policía nº 22 de Assainies Parcelles, al tiempo que mantiene su estrecho vínculo con sus hermanos mayores del prenoviciado, todo ello gracias a sus “padres” de la delegación oblata de Senegal-Guinea Bissau y al Sr. Honoré Gbaguidi.

El 15 de febrero de 2014 aprovechamos la visita del Padre General, P. Louis LOUGEN, para bendecir la nueva casa.

Los tambores expresaron maravillosamente nuestra alegría de tener al P. Lougen entre nosotros. Acompañaron el encuentrto de los jóvenes con el P. General, quien nos invitó a un conocimiento de sí cada vez más profundo y a ser transparentes y confiados en los demás. Tras dar la bienvenida a los prenovicios de Castor, los demás oblatos de Dakar, las Hermanas Franciscanas de los Pobres y algunos amigos de la comunidad, procedimos a la bendición de la casa. Mientras recorría la casa, el P. Louis añadía sus propias bendiciones: “que nunca falte algo de comer”, en la despensa; “que nadie se caiga”, en las escaleras; “sabiduría, paciencia y, ¡buen humor!”, en las habitaciones de los formadores. Finalmente, compartimos un almuerzo.

La primera clase de esta nueva residencia se compone de 14 jóvenes y dos oblatos. Nuestra ocupación principal son las clases de segundo y tercer año, que seguimos en la escuela secundaria de Assainies Parcelles. Pero vivimos juntos el deseo de clarificar nuestro llamado a la vida consagrada en la familia oblata y en el espíritu de la residencia.

En francés, “foyer” es una chimenea. El fuego que calienta y que congrega a la familia: eso es lo que vivimos al comer juntos, en el compartir, en el deporte y el cuidado de la casa.

El fuego que alumbra y resplandece: eso es lo que tratamos de vivir en las activididades pastorales en la parroquia o, simplemente, con el testimonio de nuestra vida en la escuela.

El fuego que quema y purifica: eso es lo que vivimos en nuestra oración diaria de la liturgia de las horas y la Eucaristía, en los momentos de formación y de dirección espiritual. Señor, enciende en nosotros tu Espíritu, pon en nosotros el fuego de tu amor... pero, ¡tengamos cuidado de no quemar la casa! (Claudio CARLEO)



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