EUROPA
Orando por la pazEl 21 de febrero, desde Ucrania, en medio de un terrible conflicto, el Superior Oblato de la Delegación, el P. Pawel WYSZKOWSKI, escribió al P. Chicho ROIS, Consejero General para Europa, para ponerle al día sobre la situación.
En Ucrania ya han muerto casi 100 personas a causa del conflicto. La pelea ha cesado por el momento porque el Presidente del país ha firmado un acuerdo con los líderes de la oposición. Se ha acordado volver a la constitución de 2004, en la que el presidente no tenía tanto poder como ahora. El acuerdo ha sido respaldado por representantes de Polonia, Alemania y Francia. Por desgracia, Rusia no lo ha avalado.
Se celebrarán elecciones presidenciales al final de este año y, en diez días, debería formarse un nuevo gobierno.
La gente, que durante más de tres meses ha permanecido en las plazas de Kiev y en otros lugares, contempla este acuerdo con gran esperanza, como una manera de dejar atrás esta crisis. Hace tan sólo tres días, en la plaza había una estatua de Nuestra Señora de Fátima. La catedral Católica Romana, a unos pocos metros de la Plaza de la Independencia, acogió a numerosos refugiados y heridos. Un hospital de Kiev, dirigido por un médico católico, trataba gratuitamente a muchos enfermos e incluso realizaba cirugía sin cobrar nada. Sólo en Kiev hubo más de 600 heridos.
Desde el primer momento en que el conflicto se puso realmente serio, varias órdenes religiosas abrieron las puertas de sus casas para acoger refugiados. Incluso ahora, en los monasterios se hace adoración continua ante el Santísimo para pedir por la paz. Yo he invitado a todos los miembros de la Delegación a tener una hora diaria de adoración en nuestras casas y, junto con la gente, hacer un día de ayuno.
Los Oblatos ofrecen su vida por la gente y, aunque no han sido asesinados ni heridos, les asisten y ayudan, especialmente a aquellos sin ninguna salida; les ofrecen esperanza y consuelo ante la muerte de sus seres queridos. La crisis financiera y la alta inflación que ahora afecta al país también nos tocan a nosotros, aunque tenemos confianza en la Divina Providencia.
Hay una foto hermosa en la que puede verse a un sacerdote que ayer guiaba, llevando de la mano, a un grupo de 60 policías, apaleados tras 24 horas de choques con la gente. El sacerdote es “intocable”, como un niño, no se mata a aquel que guía a las personas, ni siquiera en estas circunstancias. Hace unos pocos años, cuarenta y cinco mil religiosos fueron asesinados en nuestro país; hoy, son intocables. Alabado sea Dios.
Realmente esperamos que el Padre General pueda venir a visitarnos. Es importante que no estemos solos en estos momentos; Las cosas se calmarán antes de su visita en marzo. Gracias por vuestro apoyo y vuestras oraciones.