AMÉRICA LATINA
Vivir en la incertidumbreMientras los medios seculares nos mantienen más o menos informados sobre los diversos “puntos calientes” del mundo, como Oblatos nuestra atención debería alcanzar el punto máximo allí donde nuestros hermanos están viviendo cerca de situaciones violentas y peligrosas. En la primera quincena de febrero, las noticias de Venezuela han sido desalentadoras y preocupantes.
La Misión Oblata de Venezuela (adjunta a la
Provincia Mediterránea) está encabezada por el Padre Javier ÁLVAREZ. Este
superior de la misión le escribió recientemente al Padre Miguel FRITZ, el
Consejero General para Latinoamérica para informarlo sobre la situación. El
Padre Javier también incluyó observaciones de la página de Facebook del Padre
Fr. José Manuel CINCUENDEZ que vive en Palo Gordo, cerca de uno de los centros
de disturbios.
Ambos hablan de los disturbios y de las manifestaciones que comenzaron en un campus universitario, que han provocado más protestas y su posterior represión y acusación por parte del gobierno que llaman a los manifestantes. Varias personas han perdido la vida en las aglomeraciones.
José Manuel resume los antecedentes al problema que va mucho más allá de las denuncias originales de los estudiantes universitarios: “¿Qué pasa en Venezuela? Es algo difícil de explicar. Llevamos mucho tiempo con una gran carencia de productos básicos en el país. Conseguir cosas tan elementales como: aceite, mantequilla vegetal, leche, carne de cerdo, azúcar, papel higiénico, jabón para lavar ropa, se convierte en motivo de esperar colas, de pagar más del precio de estos productos, de que aparezcan mafias… Esta insatisfacción colectiva, junto con el deseo de imponer un sistema ‘socialista’ es el caldo de cultivo de para una reacción contra el gobierno.”
Nuestros hermanos Oblatos no entienden gran parte de lo que está sucediendo a causa del estricto control que el gobierno tiene sobre los medios de comunicación. En algunas áreas, la conexión a internet está bloqueada.
Javier concluye de esta manera su mensaje de correo electrónico enviado al Consejero General: “En cuanto tengamos más información te mantendré informado, pero como ves la cosa está todavía muy incierta pero no augura nada bueno. Te repito que todos los miembros de la misión nos encontramos bien y los que tienen más peligro son lo que están en el Táchira. Aquí en Santa Bárbara se respira total tranquilidad, por el momento. Un abrazo.”
Hace 50 años los Oblatos de la ex Provincia Central de los Estados Unidos viajaron al nordeste de Brasil para trabajar con los más pobres en la ciudad de Recife. Con el fin de ayudar a celebrar la llegada de los Oblatos a dicha ciudad, dos miembros de la ex Provincia, el Padre David KALERT y el Padre Louis STUDER, se unieron a la celebración. El Padre Studer nos relata su experiencia.
Más de 1000
personas se reunieron en Recife el 2 de febrero de 2014 para celebrar los 50 años
de la presencia y del ministerio Oblato en la Arquidiócesis de Recife-Olinda en
Brasil. El Arzobispo Fernando Soburido,
OSB, presidió y predicó la Misa y agradeció a los Oblatos por su
trabajo, en especial con los pobres. Más de 40 Oblatos y sacerdotes diocesanos
estuvieron presentes en la celebración. El Padre David Kalert y yo
representamos la Provincia de los Estados Unidos.
Varios feligreses
dieron testimonio en la Misa sobre cómo los Oblatos les animaron y ayudaron en
su camino hacia Cristo. El Provincial Oblato de Brasil, el Padre Francisco RUBEAUX, expresó su gratitud
por la dedicación y la dura labor de los Oblatos durante estos 50 años. Aseguró
a la población acerca de la continuación de la presencia de los Oblatos,
causando una fuerte demanda de vocaciones.
En respuesta a la llamada del Beato Papa Juan XXIII a que cada comunidad religiosa enviara misioneros a Latinoamérica, el Padre William COOVERT, provincial de la ex Provincia Central envió al Padre James KOHMETSCHER, al Padre Boniface WITTENBRINK y al Padre Darrell RUPIPER a fundar la primera comunidad Oblata en una favela extremadamente pobre, conocida como Brasilia Teimosa. El Padre Ed FIGUEROA, que se había unido anteriormente a los Oblatos de la ex Provincia del este de los Estados Unidos, en San Pablo, Brasil, desde 1945, justo después de la Segunda Guerra Mundial, se unió a los tres muy poco tiempo después.
Cuando los Oblatos llegaron a Recife, se enfrentaron a una dictadura militar en Brasil, que hacía muy poco para satisfacer las necesidades de los pobres. Muchos Oblatos denunciaron públicamente esta cruel injusticia. Dos de ellos fueron enviados a prisión, uno fue torturado y otros dos se vieron obligados a abandonar el país. Los que se quedaron trabajaron en las calles con los más pobres.
Junto con dos hermanas religiosas brasileras que habían trabajado con él en las calles, el Padre Figueroa fundó la Comunidad de Dios y Nuestra Señora para los niños sin hogar, muchos de los cuales eran ignorados por la sociedad a causa de sus dificultades mentales y físicas. El Arzobispo Dom Helder Camara donó una casa grande para la comunidad.
En setiembre de 2001, el Ayuntamiento de Recife proclamó al Padre Kohmetscher Ciudadano de Recife por sus muchos años de solidaridad con los pobres en su lucha por condiciones dignas de vida.
Los Oblatos presentes en todas partes de Brasil también han tenido éxito promoviendo la vocación. Actualmente 60 Oblatos están ministrando en Brasil con otros 34 en diferentes fases de la formación del seminario que fue establecido en la provincia en 2003, uniendo las Unidades Oblatas de San Pablo, Belén y Recife.
Agradecí a los Asociados Oblatos y a todos aquellos que han ministrado con los Oblatos durante estos 50 años. ¡Sus oraciones, aliento y fe ayudan a que la celebración de nuestro ministerio con ellos en Recife sea una de alegría y bendición!
El hermano Agustín COTÉ publicó en su boletín mensual “News Notes” esta carta recibida del Padre Roberto DURETTE el pasado febrero.
Aquí estamos al inicio del carnaval. La vida
toma otro caríz hasta el Domingo de las tentaciones, es decir, el primer
Domingo de cuaresma. Hay muchas clases de carnaval boliviano según las
distintas regiones del país. En el Altiplano, donde estamos nosotros, el
carnaval está relacionado con el culto a la Madre Tierra. El “ch’alla”, como se
le llama en quechua, es el ritual principal en el que uno da gracias a
Pachamama (Madre Tierra, en quechua) por todo lo que ella ha dado durante el
año, al tiempo que se le pide su protección y su bendición continua durante el
próximo año. El ritual consiste en rociar la tierra con alcohol, confeti, etc. Adquiere
hoy un profundo significado, cuando recién empezamos a aprender a respetar la
naturaleza y proteger el medio ambiente.
Según la mentalidad quechua y aymara (los dos pueblos indígenas principales dle Altiplano), estamos íntimamente unidos a Pachamama, somos parte de ella. Si destruímos o dañamos la naturaleza, nos estamos destruyendo a la larga. Dista mucho de lo que hemos aprendido antes, cuando el hombre era el rey de la creación, por lo que tenía el poder y el derecho de usar, abusar y disponer a su antojo de la creación de Dios: una errónea interpretación de la Biblia. El resultado final son ríos contaminados, bosques destruídos, aire viciado y gente con graves problemas de salud. Uno ha de escuchar y aprender de las culturas milenarias.
Luego tenemos el carnaval tradicional que se celebra en la ciudad de Oruro, situada a 50 millas de la ciudad minera Siglo XX, donde estoy yo. La famosa Entrada se tiene el sábado previo al Miércoles de ceniza. El tema principal es la lucha entre el bien y el mal, personificados por el Arcángel Miguel, por un lado, y por Lucifer, por el otro. Todo ello está corografiado por bailarines acompañados de la debida banda de música. A ello le sigue un desfile de más de cincuenta grupos de baile llevando vestidos muy coloridos. Todo acaba a altas horas de la madrugada. La fiesta atrae a turistas de muchos países.
Este año, las lluvias han sido fuertes, por lo que muchas partes de Bolivia se han visto inundadas para la ocasión. Más de sesenta personas murieron. La mayoría de las inundaciones ocurrieron en las partes bajas del país. Afortunadamente para nosotros, estamos en las montañas (13.000 pies, 3.962 m.). Con la ayuda de las emisoras de radio podemos despertar las solidaridad de los pobres, de modos que ellos puedan ayudar a los que sufren las consecuencias de las inundaciones. ¡Resultados positivos! El pasado noviembre, el Senado boliviano, en una de sus sesiones de La Paz, tomó la resolución de premiar nuestra emisora de radio por el compromiso hecho en promover la democracia, los derechos humanos y el desarrollo. Fue un gran día para todos nuestros comunicadores y un impulso a seguir adelante.