AMÉRICA LATINA
La nueva misión de RodóHace aproximadamente tres años, durante el retiro anual de la Delegación de Uruguay, en peregrinación al Santuario de la Virgen de los 33 en Florida, dijimos con otro misionero oblato ¿por qué no le pedimos a la Virgen que nos abra camino para una nueva fundación? En realidad no éramos muchos pero tuvimos la confianza que nuestro buen Dios proveería. Quizá esta sea solo una anécdota pero yo estoy convencido que desde ese momento se nos abrió una nueva fundación.
Realizar
una nueva fundación no es algo sencillo, primero que nada hay que ver el por
qué, el objetivo, cual es la finalidad. No es de ignorar el donde ya que los
oblatos hemos sido llamados a evangelizar a los pobres en comunidad. Luego ver
si coincide con lo que la diócesis nos propone y también ver si tenemos personal
disponible para dicha tarea. Muchas cosas que tienen que concurrir a un solo
fin y descubrir así por donde Dios nos quiere llevar.
Lo que resaltó desde el principio fue la disponibilidad del obispo de Mercedes, él lo que nos proponía era establecer una comunidad para la animación misionera de la diócesis, todo un desafío pero un desafío interesante, volver a nuestros orígenes. También al presbiterio les parecía interesante nuestra labor misionera y nuestra presencia religiosa en la diócesis. Luego de consultar a toda la delegación la respuesta fue positiva y había que elegir el lugar.
Buscábamos un lugar para establecer la comunidad que fuera al centro de la diócesis para poder movernos rápidamente, un lugar que no tuviera el trabajo de una gran parroquia ya que esto nos quitaría tiempo para nuestra principal tarea. El lugar propuesto por el obispo fue un pueblo a 200 km de Montevideo llamado José Enrique Rodó, conocido como Rodó. Este lugar ha estado llevado adelante por 40 años por un sacerdote italiano fidei donum recientemente fallecido. Este misionero dedicó su vida al pueblo principalmente ofreciendo una infraestructura importante. Además de tener capillas bien equipadas también tenía vestido de novias para que nadie dejara de casarse por falta del mismo, tenía una radio, trasmitía su propia misa por televisión local, etc.
Luego
de su muerte el pueblo quedó con un sacerdote por algunos meses haciendo de
suplente. Desde enero de este año hemos llegado los oblatos y nos hemos puesto
enseguida a establecer contactos primero con las personas del lugar y con los
agentes pastorales de las zonas cercanas. Para nosotros oblatos es un desafío
grande que nos pide la colaboración de todos, en este momento 13 misioneros en
Uruguay, pero un desafío con sabor a comienzo con sabor a vida.
En este momento tenemos dos oblatos en el lugar los pp. Agostino IADEROSA y Stefano CARTABIA esperemos próximamente enviar un tercero. Ya tenemos previstas dos misiones populares para este año como también una misión juvenil para el 2016 en esta diócesis. Para nuestra pequeña delegación este es un gran paso, es prepararnos a vivir el bicentenario de fundación omi con el deseo de renovarnos y así mantener vivo el legado de san Eugenio y de los oblatos que nos precedieron. Ser una Iglesia en salida como nos pide nuestro papa Francisco y así poder transmitir la alegría del Evangelio. (P. Jorge ALBERGATI)