CRECIMIENTO HUMANO Y FORMACIÓN EN EL PRENOVICIADO
Crecimiento humano y formación en el prenoviciado
P. Cornelius Ngoka, OMI, Asistente General
La novena de oración por las
vocaciones a la vida religiosa oblata que acabamos de celebrar nos ha permitido
renovarnos en nuestra propia vocación y, al mismo tiempo, comprender que,
además de la pastoral vocacional, toda actividad y presencia misionera debería
ser una ocasión para orar por las vocaciones a la vida misionera oblata y para
promoverlas. El acompañamiento y el conocimiento de los candidatos, en este
primer momento, se continúan e intensifican durante las siguientes etapas,
siendo el prenoviciado la primera de todas.
Querría destacar la importancia del prenoviciado en el itinerario formativo oblato hoy y la necesidad de cuidar más el proyecto de formación en esta etapa.
De todas las etapas de la formación oblata, el prenoviciado, en sus formas actuales, es ciertamente la etapa más reciente y más diversificada. Desde hace varios años, se ha hecho cada vez más patente la necesidad de un mejor acompañamiento de los jóvenes antes de la experiencia del noviciado. El P. Jetté lo subrayaba en su informe para el Capítulo General de 1980: “Los jóvenes que desean hoy entrar en la vida religiosa están, con frecuencia, poco preparados para comenzar un noviciado. Su formación religiosa previa es débil; su decisión debe ser esclarecida, purificada, madurada… Puede decirse que en todas partes se juzga necesario un prenoviciado.” (Documentación OMI, 29 de Noviembre de 1980). Como Congregación, la experiencia nos ha permitido comprender cada vez más la importancia y las bondades de esta etapa de formación, haciendo frente a los diferentes desafíos que la formación primera y permanente van ofreciendo. El prenoviciado ha pasado a ser una fase de la formación inicial (NGFO, 156), centrada esencialmente en el acompañamiento humano y en la formación cristiana.
En el prefacio de las Constituciones y Reglas de 1825, Eugenio de Mazenod define lo que podríamos llamar la pedagogía misionera de los oblatos: llevar a los hombres a sentimientos humanos, luego cristianos, y ayudarles finalmente a hacerse santos. La atención a la persona humana es una característica de la forma de vivir y de hacer la misión oblata. Para ser fieles al carisma, la formación oblata debe tener en cuenta la dimensión humana en el acompañamiento de cada oblato. Si la vida cristiana se realiza y se desarrolla en un contexto humano concreto, no podemos hacer abstractos el anuncio del Evangelio, el discernimiento o el itinerario formativo.
La Constitución 54 indica claramente uno de los fines de esta experiencia: ayudar a los candidatos “a adquirir la madurez humana y cristiana indispensable para un noviciado provechoso, y el de comprobar su aptitud para la vida oblata”. Si el fin y la importancia del prenoviciado no plantean ya ninguna duda en la Congregación, su programa y su duración, sin embargo, cambia de un lugar a otro. Allí donde el programa dura entre seis meses y dos años, el proyecto de formación busca ocuparse esencialmente del acompañamiento humano y cristiano de los prenovicios. En este caso, es necesario programar bien este tiempo para que los jóvenes puedan alcanzar una experiencia de descubrimiento y crecimiento en su vida humana, cristiana y espiritual.
Allí donde el programa del prenoviciado comprende también los estudios de filosofía, la duración es de entre tres y cuatro años. En este caso, si el programa de prenoviciado no está bien definido, se corre con frecuencia el riesgo de construir todo en torno a los estudios de filosofía y descuidar así las otras dimensiones de la formación, especialmente las del acompañamiento humano y cristiano, y la de la formación espiritual. Con independencia de la duración o del sistema seguido, lo importante es saber si los programas actuales del prenoviciado permiten acompañar adecuadamente a los candidatos y prepararles para la crucial etapa del noviciado. A menudo nos sentimos tentados de olvidar o incluso descuidar los objetivos principales de esta etapa de formación en la elaboración de su programa.
En Julio 2014, reunidos en Aix-en-Provence en una sesión de formación, los formadores de prenoviciado tuvieron la ocasión de compartir y escuchar sus experiencias sobre los objetivos y los programas actuales de prenoviciado. Al término de la sesión, y a pesar de la diversidad de experiencias, los formadores, entre otras cosas, han tomado clara conciencia de que el prenoviciado es un tiempo de preparación al noviciado que consiste en conocer mejor a los candidatos y en acompañarles para que puedan conocerse mejor y responder mejor a la llamada de Dios. El crecimiento humano y la formación cristiana son dos campos en los que la etapa del prenoviciado debe prestar una atención particular, en un contexto de vida comunitaria. Hay que tomar el tiempo necesario para acompañar a cada prenovicio; esto requiere formadores a tiempo completo, bien preparados y sostenidos por un equipo estable. La ausencia de un proyecto de formación claro puede conducir a la improvisación de esta fase de la formación. En muchos casos, con frecuencia, se termina llenando las lagunas con distintas actividades que, en realidad, no ayudan a los jóvenes a profundizar en su vocación ni a conocerse mejor para crecer.
En su mensaje a los formadores de prenoviciado, el padre Louis Lougen recordaba que el prenoviciado es “el pórtico” de toda la formación oblata y, por tanto, los formadores deben estar seguros de la buena salud de esta “materia prima” humana y de la solidez de la formación espiritual.
Es indiscutible que el acompañamiento de los jóvenes en esta etapa de formación debe tener en cuenta los contextos socio-culturales y eclesiásticos de los que provienen y de las situaciones concretas de las respectivas unidades oblatas. Sin embargo, para vivir la formación oblata como una experiencia de crecimiento, de libertad y de unidad interior, me parece que un buen acompañamiento a nivel humano y cristiano que comience ya en el prenoviciado es indispensable. Una vez más, necesitamos que nuestros formadores estén dispuestos y bien preparados para afrontar el desafío.
Página 1 de 10 | » |