557 - Julio 2015
8 Junio 2015 - 8 Julio 2015

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UN CAMINO DE INICIACIÓN EN LA VIDA RELIGIOSA

Un camino de iniciación en la vida religiosa

P. Cornelius Ngoka, OMI, Asistente General

El noviciado es un período de iniciación en la vida religiosa durante el cual, el novicio oblato, guiado por el Espíritu Santo y bajo la atenta dirección del maestro de novicios, crece en amistad con Cristo. Durante este tiempo, el novicio experimenta el carisma oblato, profundizada y vivida en comunidad, y, en la oración, desarrolla su respuesta consciente y gozosa a la llamada de Dios a convertirse en oblato, mediante la experiencia de los votos de castidad, pobreza, obediencia y perseverancia.

A menudo encontramos ocasiones para renovar nuestra oblación, para despertar en nosotros el gozo y el entusiasmo de cuando empezamos, y para recordar o contar a otros nuestra experiencia del noviciado: quizás al participar en alguna ceremonia de primeros votos, o cuando nos preparamos para la oblación perpetua, o al celebrar el aniversario de nuestros primeros votos. Para muchos oblatos, la experiencia del noviciado sigue siendo un momento único en su camino hacia la vida religiosa oblata.

Me gustaría citar a un oblato que acaba de celebrar los 50 años de vida religiosa, además de a algunos maestros de novicios y antiguos maestros de novicios para ilustrar lo que la experiencia del noviciado significa para ellos, y cómo contribuye a crear una sólida identidad religiosa en la formación de un oblato.

El P. Gilberto Piñón, que hace poco celebró sus 50 años de oblación, comparte esto con nosotros: “La experiencia del noviciado oblato fue un momento especial de mi ida, un tiempo de serio discernimiento de mi propia vocación. La decisión de convertirme en oblato la había tomado antes, pero el noviciado supuso la experiencia viva de la vocación oblata. Fue el momento en el que pude examinar mi vida para ver si realmente era Dios el que me estaba llamando; cuando pude evaluar mi propia capacidad para vivir el ideal oblato; cuando pude ver si me sentía realmente feliz y en paz en este estilo de vida religioso oblato. Recuerdo que el maestro de novicios nos hizo muchas preguntas para ayudarnos a reflexionar y a orar. También la comunidad del noviciado me ayudó mucho. El compartir a diario mi vida con otros me ayudaba a discernir. Y al compartir mi vida interior con el maestro de novicios y con mi director espiritual, aprendía a conocerme mejor a mí mismo y lo que Dios quería de mí. Fue una experiencia difícil pero muy gratificante cuyos frutos aún me acompañan hoy.”

El testimonio de los maestros de novicios coincide con la experiencia de Gilberto y muchos oblatos, estoy seguro, también se identifican con ella. Subrayan los elementos fundamentales de esta experiencia del noviciado que merece la pena recordar.

La experiencia debe “empezar encontrando la cruz. Esta experiencia es central en la formación del noviciado. El novicio, guiado por el Espíritu Santo, comienza su discernimiento con sus motivaciones más profundas… Si aceptamos entrar en la experiencia de la cruz, abrimos la puerta a lo que es el corazón del proceso de conversión. Y sus frutos son la ofrenda – el don de sí mismo. El novicio empieza a comprender que la aventura de la vida debe vivirse desde la fe, y que en esta aventura, la formación y la conversión son una y la misma realidad. En el mismo contexto del encuentro con la cruz está la conexión del novicio con las exigencias de ascetismo en su vida, para poner la oración en el primer lugar y dar al Espíritu de Cristo la oportunidad de modelar su corazón. Por último, el contacto con los pobres durante el noviciado – aún cuando sea por un tiempo limitado– ofrece la oportunidad de vivir como misioneros: servir a los demás y no desear nunca ser servidos.”

Otro elemento del noviciado mencionado por un antiguo maestro de novicios es el silencio. “La vida religiosa tuvo su origen en el desierto; de ahí, el anhelo de soledad y silencio. Aunque no seamos monjes ni eremitas, necesitamos conocer y amar el silencio, ¡y esto es hoy aún más importante en nuestra ruidosa civilización “del entretenimiento”! Ser capaces de dejar de lado, durante los tiempos de retiro, el portátil, el ordenador; manteniendo el dominio sobre estos modernos medios de comunicación.”

Durante el noviciado, también es necesario aprender a valorar las cosas. “El valor y el gozo de la oración, el valor y el gozo de la vida comunitaria, el valor y el gozo de ir hasta los más pobres, el valor y el gozo de compartir. De ahí la importancia del acompañamiento personal, que también tiene que ser valorado. Esto requiere apertura y confianza en uno mismo y en los formadores.”

Puesto que es una introducción a la vida religiosa y misionera oblata, el último elemento de la formación durante el noviciado que quiero enfatizar aquí es el de la profundización en el conocimiento del Fundador y del carisma oblato, que es algo que el noviciado debe garantizar. “Los novicios son introducidos en el estilo de vida de los oblatos no sólo con las enseñanzas que recibe, sino también gracias a la experiencia del carisma oblato en la comunidad del noviciado, al testimonio del maestro de novicios y de sus colaboradores, y mediante el contacto, aunque sea limitado, con comunidades y misiones oblatas. Por esto es apropiado poner a las personas correctas en el noviciado.”

El congreso sobre el carisma en contexto puede ser una oportunidad para avivar la llama del carisma oblato, que en su día se encendió en nosotros durante la experiencia del noviciado – una llama que debe seguir ardiendo durante cada etapa de nuestra vida religiosa.



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