CANADÁ—ESTADOS UNIDOS
Los Oblatos dejan ManiwakiEl 31 de Mayo la diócesis de Mont-Laurier, con su obispo Mons. Paul Lortie
a la cabeza, quiso mostrar su agradecimiento a la comunidad de los Oblatos de
María Inmaculada con una magnífica celebración. Mucho antes de la creación de
la diócesis, en 1913, en la década de 1840, los oblatos ya navegaban por sus
ríos, el Gatineau y el Lièvre, llevando la Buena Nueva a la región norte de
Ottawa. Amerindios y leñadores, y más tarde colonos con sus familias,
recibieron la ayuda espiritual y religiosa del cristianismo. Y esto gracias a
la diligencia y generosidad de estos hermanos y padres, que se enfrentaron a
los mosquitos de los pantanos para estar cerca de la gente del Alto Gatineau,
además de los hombres y mujeres que se asentaron a lo largo del río Lièvre.
La solemne procesión de entrada incluyó una larga fila de sacerdotes de la diócesis de Mont-Laurier y de varios misioneros oblatos de María Inmaculada, con su provincial, el P. Luc TARDIF, que ocuparon su puesto en el santuario de la iglesia.
Al principio de la celebración, el P. Christian DIONNE, un nativo de
Maniwaki, presentó a los fieles un hermoso resumen de los 164 años de la
historia de evangelización llevada a cabo por la comunidad oblata en el Alto
Gatineau y en Sainte-Agathe-des-Monts en la década de 1930.
La liturgia continuó con unos hermosos cantos del coro (bajo la dirección de la Sta. Lucille Morin-Martel) basados en los textos bíblicos de la fiesta de la Santísima Trinidad. Ya que este domingo coincidía con la fiesta de la Visitación de María, una fiesta mariana importante dentro del calendario litúrgico, el evangelio elegido fue el de la visitación de María a su prima Isabel y su canto de alabanza, el Magnificat. Mons. Lortie hizo la homilía. Durante la procesión del ofertorio, se presentaron algunos objetos simbólicos: la cruz de la profesión religiosa del P. Jean DÉLÉAGE; un maletín histórico que los misioneros trajeron con ellos para celebrar la misa; una biblia representando la Palabra de Dios que anunciaron los oblatos; y finalmente el pan y el vino necesarios para la celebración eucarística.
Tras la comunión, Mons. Lortie bendijo la hermosa vidriera del ala
izquierda del transepto, obra de D. Roger Filiatrault. Ha conseguido grabar
artísticamente en las vidrieras los emblemas de las comunidades religiosas que,
una tras otra, pasaron por Maniwaki, junto al escudo de armas de la diócesis de
Mont-Laurier. En lo alto de la ventana, bajo la cruz, aparece la silueta de S. Eugenio
de Mazenod, fundador de la comunidad de los Oblatos de María Inmaculada en
Marsella, Francia.
Finalmente, como signo de gratitud, se ofreció al Provincial de los Oblatos, al P. Luc Tardif, una original escultura obra del artista Donald Doirion, un residente de Maniwaki. La escultura muestra a un sacerdote sosteniendo la Palabra de Dios, de pie en una canoa en la que podemos ver también el maletín del misionero. Esta escultura de hierro y bronce se asienta sobre un pedestal de piedra. En la base puede leerse: En agradecimiento de la diócesis de Mont-Laurier a los Misioneros Oblatos de María Inmaculada (1851-2015). (Por Michel Lafontaine, http://www.dioceseml.com/)
La comunidad
filipina es uno de los grupos étnicos de mayor crecimiento en los Estados
Unidos. En 1989, cuando los Oblatos celebraban los 50 años de presencia en las
Filipinas, el Santuario Nacional de Nuestra Señora de las Nieves de Belleville
(Illinois), acogió a miles de católicos filipinos para honrar a los Oblatos de
Norteamérica (Canadá y EE. UU.) en ser los primeros en establecer una misión
oblata en esa nación isleña. En aquél entonces el difunto cardenal Jaime Sin,
entonces Arzobispo de Manila, fue el invitado de honor de la celebración.
También estuvieron presentes varios obispos oblatos, todos ya fallecidos: el
Arzobispo Gerard MONGEAU, los obispos Philip SMITH, George DION y Antonino
NEPOMUCENO. La entonces Presidente de Filipinas, la Sra. Corazón Aquino, envió
un video de saludo para tal ocasión. Ella y su difunto marido habían visitado
el santuario oblato estando en el exilio a principios de los 80.
Desde aquélla celebraciónd de 1989 cientos de
católicos filipinos han acudido anualmente para orar en el Santuario de Nuestra
Señora de las Nieves, especialmente para la celebración anual de las Flores de
Mayo en honor de Nuestra Señora de Peñafrancia, devoción originaria de España
que se difundió por las Filipinas en el siglo XVIII.
Los 23 y 24 de mayo de 2015 la peregrinación anual tuvo un significado especial con la presencia del Cardenal Orlando QUEVEDO, actual Arzobispo de Cotabato. Vino a ayudar en la celebración de los 75 años de presencia oblata en las Filipinas y para consagrar una capilla especial del Santuario en honor al Santo Niño del Cebú, otra devoción muy popular en las Filipinas. en el siglo XVI, tras la destrucción de la ciudad de Cebu por parte de un incendio devastador, se halló entre los montones de ceniza una estatua del Niño Jesús prácticamente sin daños. La noticia de la estatua se difundió, iniciándose la devoción al Santo Niño de Cebú. Hoy día la imagen del Santo Niño figura en muchos hogares y negocios de las Filipinas.