557 - Julio 2015
8 Junio 2015 - 8 Julio 2015

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EUROPA

Un oblato canadiense en Kiev

El 8 de junio de 2015 el P. Paul PATRICK fue ordenado sacerdote en la Provincia canadiense de Asunción. Tras terminar sus estudios en el Escolasticado Internacional de Roma fue a Ucrania para un año de experiencia pastoral.

Aunque el tiempo voló rápidamente, mi experiencia pastoral en Kiev, Ucrania, fue tal que siempre me acompañará. Aunque no fue siempre un ministerio facil, especialmente al inicio, dada mi necesidad de perfeccionar el lenguaje, amé el ministerio en Ucrania y siento como si hubiera dejado allí parte de mi corazón.

Mi primer contacto con el ministerio en Kiev tomó la forma de ejercer el ministerio con la gente de la calle en compañía del Hermano Sebastián JANKOWSKI. Unos días después de mi llegada a la ciudad, me invitó a ayudarle a enseñar un filme en un hospital para gente sin recursos. Al llegar al hospital, quedé impresionado de cómo la gente podía vivir, no digamos ser curada, en un lugar como ese. Era, básicamente, un búnker de hormigón con algunos somieres de alambre para tumbarse, bastante viejo y lleno de corrientes. Otros debían comprarles los medicamentos, sin dinero para medicinas, no hay cuidados, y no había programas sociales. Juntamos algo de dinero gracias a donaciones y eventos caritativos tales como juegos y programas, empleando el dinero para comprar medicamentos básicos y analgésicos, así como cosas tan esenciales como jabón y champú. Para mostrarles los filmes usamos una computadora portátil y un proyector, proyectando el filme sobre el muro de hormigón del hospital. La gente sin hogar se sentó sobre sus camas y vitoreaban a medida que avanzaba el filme.

Tras hacerme oblato nunca imaginé que mis conocimientos de ingeniería mecánica pudieran servir para algo. En el Centro de Medios pude emplear mis habilidades para hacer el mantenimiento del equipo, crear páginas de internet y bases de datos, así como solucionar problemas y reparar los aparatos. También hice bastantes traducciones del italiano o el inglés al ucraniano y viceversa.

Como diácono en la parroquia tenía la responsabilidad de oficiar cualquier funeral que pudiera darse, así como bautismos o bodas celebradas sin la Misa. Recuerdo la segunda vez en mi vida que iba a oficiar las exequias de una ancianita que había fallecido a las afueras de Kiev. Cuando llegué al depósito de cadáveres estaba inexplicablemente cerrado, sin saber nadie la razón. Con la familia de la difunta traté de acceder al interior, pero nadie parecía tener la llave del pequeño edificio que alojaba la morgue. La respuesta fue “vengan mañana”. Al día siguiente por la mañana, la familia vino de nuevo a recogerme y atravesamos toda la ciudad hasta la morgue. Esta vez la encontramos abierta, pero no encontrábamos el cuerpo por ninguna parte: al parecer lo habían llevado a otra parte. Tras llegar al nuevo destino lo encontramos también cerrado, con la respuesta habitual: “vengan mañana”. Al día siguiente la familia me recogió de la residencia oblata y, de nuevo, fuimos a la última localización, donde, tras unos trámites burocráticos, pudimos finalmente entrar, rezar y tener los oficios. Pensaba que quizá la familia podía estar contrariada, pero, al contrario, les parecía normal, tratándose de organizaciones gubernamentales tales como la morgue del distrito.

Aunque oficialmente no estuve al cargo de los jóvenes, a menudo ayudaba al vicario parroquial en las muchas funciones y eventos que implicaba la juventud de la parroquia. Aunque la parroquia era pequeña, los jóvenes eran muy devotos y activos, dejando en mi honda huella. Eran curiosos sobre la vida religiosa, me hacían muchas preguntas, preguntas que recuerdo haber preguntado a otros oblatos de Canadá cuando estaba discerniendo mi vocación religiosa. Íbamos juntos a retiros, viajábamos a los cercanos Montes Cárpatos para esquiar, decorábamos y limpiábamos la iglesia, dábamos de comer a la gente sin hogar y teníamos juntos ceremonias litúrgicas tales como Exposiciones y ceremonias penitenciales. Cuando tuve mi último domingo en la parroquia, los jóvenes me regalaron flores con los colores de la bandera ucraniana, un bello regalo ucraniano con el cual recordarles.



Un misionero en Perú, ¡caballero!

El 17 de Junio de 2015, Su Majestad, Willem-Alexander, Rey de Holanda, honró a un veterano de la misión de Perú, el Padre Jan BRINKHOF, con la Orden de Caballería de Orange-Nassau. Este título fue concedido como reconocimiento a sus muchos años de labor social y ministerio pastoral ejercidos por el misionero oblato en Comas, Perú. Ese mismo día, el P. Jan celebrababa también su 77 cumpleaños.

El honor fue conferido por el alcalde de Deventer, ciudad natal del Padre Jan, en presencia de todos sus hermanos y hermanas además de muchas más personas, gente de su misma parroquia y algunos benefactores.

Los oblatos de Holanda estuvieron representados por el Padre Gerard VAN DEN BEUKEN, superior regional, y el Padre Léo VAN DEN BERG, ecónomo regional.



Una doble celebración

En 1998, los Oblatos de María Inmaculada fundaron una parroquia católica romana, la Asunción de la Bienaventurada Virgen María, en Kryvyi Rig. El P. Jacek PYL supervisó la construcción de la iglesia parroquial, y en 2012, para que algunos Oblatos pudieran iniciar su misión en Rusia, los Oblatos entregaron la parroquia a los Misioneros de Nuestra Señora de La Salette. Kryvyi Rig es conocida por ser la ciudad más larga de Europa (124 km de norte a sur).

El 13 de Junio de 2015, el entonces pastor de la parroquia, ahora obispo auxiliar de Odesa-Simferopol, Mons. Jacek PYL, volvió para presidir otro evento histórico, la ordenación del primer oblato sacerdote hijo de la parroquia, el P. Bogdan SAVITSKYI, además del primer sacramento del orden sacerdotal conferido por el obispo.

Al principio de la misa, el P. Pavlo VYSHKOVSKYI, superior de la delegación, recibió a los invitados y les animó con sus palabras: “A pesar de que la guerra continua muy cerca de aquí, a pesar de los momento tan difíciles que vive en estos días nuestra madre patria, Dios nos dice: ¡No tengáis miedo! No temáis, porque hoy te daré a ti y a tu tierra un nuevo sacerdote que liberará del yugo del pecado a muchas almas. Dios no nos abandona; nuestra tierra y nuestra parroquia han sido bendecidas enormemente con esta ordenación sacerdotal.”

En su homilía, Mons. Pyl recordó la importancia del sacramento del orden. “Tú, hijo querido, recibe la ordenación en el nombre de Cristo, el Maestro; lleva a cabo la misión que se te confía. Predica la palabra de Dios a todos … Que tus estudios sean alimento para el pueblo de Dios; que la santidad de tu vida sea fuente de alegría para los seguidores de Jesucristo.” El obispo concluyó diciendo que en el día anterior, la Iglesia había celebrado la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y que en el día de la ordenación se estaba celebrando el Inmaculado Corazón de María. “Atención, querido Bogdan … sé un sacerdote según el modelo del corazón de Jesús.”



Cuarenta años después de la expulsión de Laos

El 31 de agosto de 2015 se harán los 40 años de la expulsión de Laos de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada italianos. Otros cuarenta oblatos extranjeros abandonaron el país entre 1976 y 1978. Monseñor Jean KHAMSÉ VITHAVONG fue el único oblato allí durante muchos años. Ahora es Vicario del Vicariato Apostólico de Vietiane. El P. Paolo MICELI, antiguo misionero en Laos (1972-1975) y durante casi 40 años miembro de la Delegación de Tailandia, al saber de la próxima beatificación visitó Luang Prabang y escribió al P. Angelo PELIS el 3 de junio de 2015. A continuación encontrarán algunos extractos de su carta.

¡Qué emoción y qué alegría siento con tu mensaje sobre la próxima beatificación del P. Mario BORZAGA y su catequista, Paul Xyooj, sin olvidar la causa de los otros 15 mártires de Laos, promovida por los obispos locales y listos también para el siguiente paso!

Las noticias me persuadieron a hacer una peregrinación a Luang Prabang, tras cuarenta años, y pasar un par de días con Monseñor Tito Banchong, Administrador Apostólico, y sus colaboradores más próximos: diáconos, hermanas y algunos catequistas. El P. Mario Borzaga, el primer oblato mártir de Laos, y Paul Xyooj, el primer Hmong en ser beatificado, ya son los protectores del Vicariato de Luang Prabang.

En esos dos días vi en persona cómo está actuando el Espíritu Santo para fortalecer y hacer crecer la Iglesia en nuestro Laos septentrional. Tito es un hombre que confía plenamente en la acción del Espíritu Santo y que se deja llevar por Dios en sus decisiones. Y se ven los resultados. El P. Pierre Bounthà lleva tres años de sacerdote, el primero del nuevo grupo, y es siempre un sacerdote alegre, lleno de celo, entusiasmo y espíritu misionero. Tres diáconos, Dios mediante y con la esperanza de recibir la aprobación del gobierno, se están preparando para la ordenación sacerdotal, quizá a finales de año.

La casa que Tito ha levantado, esta vez, reune a todos: un auténtico cenáculo donde rezan y trabajan juntos bajo su guía verdaderamente paternal. Como es habitual en el, lleva una vida muy sencilla: su tiempo libre lo pasa en los trabajos necesarios para mantener la casa: desde la jardinería a las distintas labores de mantenimiento, tales como reparar las redes de pesca. El sacerdote y los diáconos siguen su ejemplo, cortando la hierba y cuidando los campos de arroz.

Hay también tres Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antide Thouret al cuidado de la escuela para discapacitados. A las seis de la mañana se reúnen todos para la celebración de la Eucaristía.

La logística va tomando forma lentamente. En Luan Prabang, casa donde vive Tito, además de su función oficial de hospedería (casa de invitados), sirve al mismo tiempo de sede del Vicariato, Iglesia Catedral y Centro juvenil. A un par de kilómetros las hermanas han construido una escuela para discapacitados, dirigida por ellas.

En la misma zona donde viven las hermanas, se ha comprado una propiedad de entre 30 y 50 metros Se necesita ahora separar el centro de la Misión de la iglesia parroquial (la catedral), que será dedicada, por supuesto, al primer Beato del Vicariato.

En Vientiane hay un edificio que aloja a los seminaristas del Vicariato de Luan Prabang: el P. Bounthà está al cargo. El y los tres diáconos son todos originarios de Sayabouri.

En el pueblo de Pomg Vanh hay una comunidad cristiana muy viva que goza de cierta libertad para llevar su vida cristiana.

En Huay Say hay muchos pueblecitos de distintas etnias con unas comunidades cristianas bastante grandes. En concreto, la comunidad de Lahù muestra una gran vitalidad y fervor; residen ahora en la zona de Ton Pheung, el antiguo pueblo de los PP. Amadio VITALI y Nataino BELINGHERI. Por el momento, el P. Bounthà, con un permiso anual concedido por el gobierno, puede ir allí tres o cuatro veces al año para las grandes fiestas. En un futuro próximo, incluso necesitando renovar anualmente el permiso, se piensa que uno de de los nuevos sacerdotes podría asegurar una presencia estable.

Te mando estas noticias para contarte que los futuros Beatos Mario Borzaga y Paul Xyooj están trabajando duro en Laos septentrional, que es testigo también de nuestro propio sudor por implantar la Iglesia de Jesús. Junto al Padre Mario pienso en otros queridos compañeros fallecidos allí: P. Natalino SARTOR (1966), Mons. Leonello BERTI (1968), P. Antonio ZANONI (1972) y otros más que nos han dejado en los últimos 40 años desde la expulsión de Laos. ¡Ahora somos unos pocos los que seguimos fuertes!



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