ÁFRICA-MADAGASCAR
Clausura del centenario de José GerardLos oblatos de Lesoto acaban de terminar un año de celebraciones del centenario de la muerte del Beato José Gerard. El Arzobispo Mons. Gerard LEROTHOLI de Maseru, escribió para la ocasión sobre el apóstol de los basutos.
Este año 2015 marca el final del
centenario de la muerte del Beato José Gerard, el apóstol oblato de
Basutolandia. Al clausurar su centenario, se hace necesario reflexionar sobre
su legado, como persona, como religioso, como misionero y apóstol. Nos ha
dejado un legado de esperanza y sencillez de vida. Encarna los valores
religiosos oblatos y el carisma del Fundador. Nos muestra la versión más perfecta de un misionero oblato. Sin duda, fue una
persona piadosa, un hombre de oración. Comprometido por completo con sus votos
de Obediencia, Castidad y Pobreza. Demostró ser un misionero dedicado. Fue un
apóstol en el sentido auténtico de la palabra: un "enviado”. Enviado a Lesoto
para nunca regresar a su país natal (Francia). Murió en este país en 1914. La versión-más-perfecta-de-un-misionero-oblato
es aspirar a la santidad. "Deben trabajar seriamente por ser santos… deben
renunciarse completamente a sí mismos, sin más miras que la gloria de Dios, el
bien de la Iglesia y la edificación y salvación de las almas,” (Prefacio). El Beato Gerard hizo de la santidad
su principal prioridad. El secreto de su santidad fue su humildad y su espíritu
de oración. La santidad es el propósito esencial y la meta de ser cristiano.
Estamos todos llamados a llevar unas vidas santas, todo hombre y mujer, con independencia de la edad, del estado de vida o de la cultura. La llamada a la santidad es para todos. El Beato Gerard nos ofrece el ejemplo de una vida santa entre los basutos, a los que tanto amó. Es un testigo viviente del valor de la santidad. Nos enseña con su vida que la santidad tiene sentido y se puede alcanzar. Es un camino verdadero que lleva a Dios. Dios aún llama a los hombres a que aspiren a la santidad. El Beato Gerard lo hizo llevando una vida ordinaria y sencilla. Aceptó la voluntad de Dios sin reservas. Dejó a Dios que dispusiera de él para el bien de su Iglesia. La vida del Beato José Gerard nos habla incesantemente sobre santidad, humildad y oración. Deberíamos sentirnos interpelados por los beneficios que la gente obtiene de Dios por la intercesión del Beato Gerard. Unamos nuestras voces en oración para pedir que "la santidad del Beato José Gerard sea reconocida y proclamada por todo el mundo, y que su nombre sea escrito en el canon de los santos de la Iglesia.” (MAOBLATA A LESOTO, Julio 2015)