AMÉRICA LATINA
Consagración episcopal de Mons. Salcedo
EL Coliseo del Colegio Salesiano Santa Rosa en Huancayo sirvió como Catedral improvisada el pasado 17 de Abril durante la consagración episcopal de Mons. Carlos SALCEDO OJEDA, primer obispo auxiliar de la Archidiócesis de Huancayo y primer obispo oblato peruano. El Papa Francisco le designó para este servicio en la Iglesia el 30 de Enero de 2016.
En el momento de su nombramiento, trabajaba como sacerdote en una parroquia de Huancayo y era el Coordinador de Justicia y Paz de la Delegación OMI de Perú. Nacido en 1960, Mons. Salcedo hizo sus primeros votos como oblato en 1990. Tras su ordenación sacerdotal en 1996, trabajó en varias parroquias y fue formador oblato en Perú y en Paraguay.
La ordenación fue presidida por Mons. Pedro Barreto Jimeno, arzobispo de Huancayo. Fue asistido por Mons. Salvador Piñeiro García Calderón, arzobispo de Ayacucho y Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, arzobispo de Trujillo. Ha sido la primera ordenación episcopal que tiene lugar en la ciudad de Huancayo.
El escudo de armas del nuevo obispo se basa claramente en el que designó S. Eugenio de Mazenod para sus oblatos: la cruz, la corona de espinas y los instrumentos de la pasión. Su divisa episcopal es "Enviado para dar buenas nuevas a los pobres”.
El Refugio San Eugenio está en la localidad de Virrey del Pino, en el partido bonaerense de La Matanza, donde funciona un programa de radio por Internet, se da merienda a muchos chicos, hay grupo scout y muchos adolescentes se reúnen para "curar su cuerpo y alma del flagelo de las adicciones”. Allí se realizan distintas actividades deportivas, recreativas, sociales y misioneras. Sirven al refugio dos Oblatos, pp. Sergio MENEGONI y Antonio MARIANGELI.
En el mes de abril, el obispo de Gregorio de Laferrere, monseñor Gabriel Barba, visitó el refugio donde se da cobijo a niños y adolescentes en situación de riesgo. El prelado recorrió las instalaciones que regentean los Oblatos de María Inmaculada, y dialogó con niños y adolescentes que acuden allí en busca de un poco de contención social.
"El obispo compartió toda la tarde con nosotros”,
destacó uno de los colaboradores laicos del lugar.
En tanto, el padre Sergio describió la visita del obispo como "una tarde inolvidable” y resumió lo vivido con una palabra: "Gracias”.
"En primer lugar a Dios que se hizo presente de tantas maneras: con un cielo despejado, en el clima de alegría constante, en los testimonios de los jóvenes, en la celebración de la misa que fue el culmen de una verdadera fiesta”, detalló.
"Gracias también a monseñor Barba que con su
cercanía, sencillez y disponibilidad estuvo presente entre los niños y jóvenes
compartiendo con ellos juegos, un partido de ping pong, entrevistas, charlas amenas,
junto al infaltable mate y las tortas fritas”, agregó.
El religioso aseguró que "nuestros corazones se vieron colmados, al recibir palabras de aliento, de nuestro pastor, por nuestro labor animándonos a seguir siendo ‘un faro de luz’ para el barrio, irradiando esperanza y vida a tantos jóvenes que lo están necesitando”.
"Por todo lo expresado y por tantas vivencias hermosas que tuvimos, quedará grabada esta tarde como una tarde inolvidable. Una tarde llena de bendiciones que acariciaron nuestra alma”, concluyó. (http://www.aica.org)