575 - Marzo 2017
21 Febrero 2017 - 21 Marzo 2017

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EUROPA

Una peregrinación a Paracuellos

El 13 de febrero, una reunión de los oblatos del sector español de la Provincia Mediterránea ha sido el contexto de este sencillo pero significativo acto que ha tenido lugar en Paracuellos del Jarama (Madrid).


Tras una tranquila mañana de encuentro fraterno en la comunidad oblata de Diego de León, donde se han podido compartir distintos temas relacionados en la vida de la Congregación y otras cuestiones más administrativas, la actividad de la tarde ha consistido en una peregrinación al cementerio de Paracuellos.


El motivo era doble: poder ver la nueva estela conmemorativa de los Mártires Oblatos, recientemente colocada; aprovechar la confluencia de gran número de oblatos para renovar, en este lugar tan significativo, los votos religiosos ante la cercanía en el tiempo del 17 de febrero, conmemoración de la aprobación de las Constituciones y Reglas de los Misioneros Oblatos.

Conmemorando a "los mejores hijos de San Eugenio", los Mártires, y viviendo la fraternidad, se dio por concluido este sencillo pero significativo encuentro de oblatos. (http://nosotrosomi.blogspot.com/)




Los Oblatos con la gente en las zonas de guerra

(El P. Pawel WYSZKOWSKI, Superior de la Delegación de Ucrania, viajó recientemente a la zona de guerra de ese país, junto con el escolástico Hno. Andryi HAVLICH. Esta es su historia de una crisis en curso, pasado por alto por gran parte de los medios de comunicación.)


En Ucrania, durante cerca ya de tres años, ha habido una guerra en el este. Algunos simplemente lo catalogan de conflicto; los medios occidentales han dejado de hablar de ella, pero afecta profundamente a nuestra Delegación de Ucrania y Rusia, en la que trabajan 31 oblatos en 18 parroquias repartidas por todo el país. Es una constante preocupación para nosotros, aunque las casas no se encuentren en las regiones desgarradas por la guerra con Rusia.

Como misioneros, no podemos ignorar algo que afecta tan profunda y amargamente a la gente de nuestro país y a sus familias, ni a nuestros feligreses, algunos de los cuales son refugiados llegados de las zonas afectadas por la guerra.

La casa más cercana a la zona de guerra es la comunidad de Poltava (en la diócesis de Kharkiv – Zaporizhzhia). Aunque el frente de batalla está a unos 200 kilómetros, los Oblatos pueden oír en la distancia helicópteros militares que transportan docenas de heridos a los hospitales ya abarrotados.

Muy recientemente, con el escolástico Andryi Havlich, salimos hacia el campo de batalla como parte del "Servicio Cristiano de Salvación” para servir tanto a soldados como civiles. Como no era posible conducir por las carreteras bombardeadas, viajamos a nuestro destino en tren.

Sólo pudimos llevar con nosotros las siguientes cosas: objetos personales, una casulla, oleo de los enfermos, el Santísimo Sacramento, vendas, y un chaleco antibalas. Los otros objetos fueron enviados por correo ordinario. Teníamos paquetes que contenían cosas para la población civil (p. ej. necesidades básicas, medicamentos, comida, ropa, mantas, detergentes para limpiar). Un vehículo del "Servicio Cristiano de Salvación” nos recogió en la estación y nos llevó al lugar de nuestro ministerio. Es de notar que este lugar no estaba en la línea del frente, a menudo bajo fuego intenso.

Durante la semana que pasamos allí, viajamos a distintos lugares, pasando sólo una noche en la misma cama, a veces durmiendo en el suelo, o sobre tierra en una tienda – "como en una guerra”. Como parte del ministerio pastoral teníamos conversaciones, confesiones, unciones de enfermos, heridos y moribundos; celebramos la Eucaristía (en chozas, tiendas, pasillos de hospitales, áticos y, cuando hacía bueno, simplemente al aire libre).

En los últimos dos años la gente ha sufrido mucho; durante más de medio año no han tenido ni electricidad ni calefacción. Durante un año no han percibido ningún salario; cada día simplemente vivían "en el presente” y en sus labios sólo había una jaculatoria: "¡que se acabe ya esta guerra!” Algunos han sufrido infartos por la conmoción; otros han perdido sus casas; otros han caído en la desesperación y el alcoholismo; otros viven con la esperanza de ver tiempos mejores.


Los voluntarios del "Servicio Cristiano de Salvación” y de la Escuela Cristiana de Vida y Evangelización ofrecen este servicio a gente sencilla y de buena voluntad. Los voluntarios son jóvenes que han consagrado su vida, sus corazones y su valentía a mostrar con el ejemplo que las mismas vidas de las víctimas de guerra son muy importantes para Dios, y que Dios nunca las abandona.

Ayudan a niños que están creciendo bajo el ruido de las balas y de las bombas. Muchos de estos niños han tenido que pasar más de una noche en el sótano por las explosiones que hacían que las noches estuvieran tan iluminadas como el día. Tiemblan ante los sonidos de la guerra, pero por la mañana tienen de nuevo el valor de ir al jardín de infancia y a la escuela.


Los voluntarios viven en la auténtica pobreza y de forma muy sencilla, pues todo lo que obtienen de los bienhechores lo dan a los pobres. Acudimos allí no sólo para llevar una "ayuda humanitaria” más a la gente necesitada o a los soldados, sino para llevarles la Cruz; a menudo estos son los encuentros más conmovedores, las conmovedoras confesiones de los que acuden a ella tras muchas décadas. Y por encima de todo, la alegría en los ojos de las personas al saber que el Señor los ha encontrado incluso en estas circunstancias y condiciones.

Muchos de los mayores que han vivido décadas de comunismo durante la era de la Unión Soviética están sin bautizar y no han ido nunca a la iglesia. Pero cuando se les ofrece asistencia espiritual, su bienestar emocional mejora mucho; se sienten más seguros, se reduce su estrés; están en paz aun cuando se enfrentan a los horrores de la guerra. Muchos de ellos tienen hambre y sed de ayuda espiritual. Son muchas las oraciones hechas en y para la región.

Ultimas observaciones: según la ONU, el número total de muertes documentadas en la guerra en Donbass iniciada el 6 de Abril de 2014, es ya de 9.800.




La provincia-madre clausura el bicentenario.


En la "Carta a los Consagrados” que abría el Año de la Vida Consagrada (2015), el Papa Francisco invitó a los religiosos y religiosas a "mirar el pasado con gratitud: recoger su chispa inspiradora, confesar nuestra fragilidad para vivirla como una experiencia del amor misericordioso del Señor; vivir el presente con pasión; vivir el evangelio con radicalidad y sinceridad, para hacernos ‘expertos en comunión’ y para vivir la mística del encuentro; abrazar el futuro con esperanza; examinar los horizontes del mundo presente en vigilante vela.”

En este mismo espíritu los Oblatos hemos vivido el año 2016 y el bicentenario de la Congregación. Fue precisamente un 25 de enero de 1816 cuando San Eugenio de Mazenod y sus compañeros se instalaron en el antiguo Carmelo de Aix-en-Provence.

Ha sido un año rico en acontecimientos conmemorativos en toda la Congregación. La Provincia de Francia se volcó en dos encuentros: una asamblea provincial en febrero de 2016 y una reunión que juntó a Oblatos y a sus amigos durante el Festival de las Luces el 8 de diciembre en Lyon.

Lejos de cultivar una nostalgia más o menos estéril, la idea fue más bien echar una mirada al itinerario seguido para discernir líneas de conducta que pudieran iluminar el futuro. En este sentido, después de tomarnos el tiempo necesario para recibir a las personas llegadas de toda Francia, Vicent GRUBER, el Provincial, inició la jornada pidiendo a Bertrand EVELIN que revisara estos 200 años de vida oblata en Francia. Bertrand lo hizo apoyándose en la larga y hermosa experiencia de los Oblatos en la región de Lyon.

Tras la comida (¡la convivencia está en el corazón mismo del carisma oblato!), llegó el tiempo de los testimonios: ¿por qué organizar una vida en torno al carisma oblato? Benoît DOSQUET respondió a la pregunta con una breve presentación sobre el "Sermón de la Magdalena”.

Bernard WIRTH respondió: "mundo del estudiante” y "mundo de la cárcel” desde una perspectiva interreligiosa. Vive en Tailandia desde hace más de 40 años, donde trabaja a la vez en la enseñanza universitaria y la animación de una capellanía de prisión.

Thierry y Sophie respondieron "compañerismo”. Compartieron sobre su vida de pareja, explicando dónde y cómo, como pareja, se fueron acercando cada vez más a la comunidad oblata de Chavril.

Dominique DESSOLIN respondió "la búsqueda” de nuevas expresiones de espiritualidad desde Aix-en-Provence, donde realiza una búsqueda interior en un camino de fraternidad comunitaria en una comunidad fraterna en el mundo de las artes.

La tarde continuó con diálogos en pequeños grupos donde todos pudieron compartir sus interrogantes y sus convicciones sobre el lugar de los laicos en la Iglesia y sobre el significado de una evangelización fiel al carisma que Eugenio de Mazenod desplegó en su famoso "Sermón de la Magdalena”.

El Festival de las Luces lo requería: el programa de la tarde – era obligado – un paseo nocturno por las calles iluminadas de Lyon.


La jornada del domingo fue intelectualmente más "light”: la Eucaristía con la comunidad parroquial de Santa Foy para recordar que el carisma oblato es recibido y vivido en la Iglesia, antes de terminar este encuentro alrededor de un bufé en la comunidad de Chavril. (http://www.oblatfrance.com)




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